Comer la boca del hombre …

Imaginar sandías en sus hombros,
mandarinas en la lengua,
los tangos destilando zumos ácidos,
dobladas lloviznas con el vientre partido.

Llorar al hombre por los ojos en lágrimas claras,
llorarlo por los pezones en lágrimas blancas,
llorarlo por el sexo en lágrimas rojas,
llorar al hombre y amarlo ineluctable,
llorarlo necesario, llorarlo por la fuerza, con violencia,
llorarlo inevitable, fatídico, llorar su amor adverso.
(Maldito puñal enterrado como una fatalidad hendida).

Comer la boca del hombre…

Imaginar manzanas, duraznos priscos, melones calameños
en sus muñecas esposadas al riel que embravece mi rescoldo;
fuelle masculino que aviva la lujuria, las cartas, las puertas,
las paredes en las que hice un mosaico con su rostro sudado.

Reírme del hombre, de sus caricias asustadas, de su timidez en la aurora,
desayunando vestido sin olor a mí;
reírme de las orejas del hombre en la que le susurré los trópicos
y le desaté huracanes, los gemidos,
la carne que le robé a mordiscos; reírme de sus zapatos lustrados;
reírme loca, chascona, suelta, inconsciente, bruta,
bala lúbrica percutada en un beso;
reírme del hombre,
lasciva metralla incrustada en el arco de su pie izquierdo,
esquirla caliente riendo en su pulmón.

Comer la boca del hombre…

(Texto para la fotografía de Martín Toyé, Proyecto Bocas, Nº 100 La tentación no sabe esperar)
http://proyectobocas.blogspot.com/2010/08/boca-100-la-tentacion-no-sabe-esperar.html