Adherida a tu destino
Cual reflejo al opuesto
Polo imantado de tus deseos.
Estoy.

La noche extendida con luz impropia
Es testigo, acudo a ella
Tras el fino crista de tus manos.
Aquí.

Impelida por un respiro
Efímero, a tocar tu pena,
Tus huesos, tu conciencia.
Estoy aquí.

Malgastando palabras insípidas
A tu tacto, siendo el remanente irrevocable
De tu silencio incandescente.
Aquí estoy.

Evocando un suspiro que justifique
El camino,
Adherida sin remedio, cura o pócima,
A tu destino que por cruel chiste,
Sordido no predestino, yo.