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DEL DIARIO DE CARLOS RAMIREZ
I
Retrospección Dolorosa

22 de Marzo – 10:27 pm

- Señor Ramírez puede usted contarnos con detalles ¿cómo fue que ocurrió todo?

- Lo intentare… pero espero que entiendan que es difícil para mí recordar…

De esta forma el tribunal me pidió que empezara a contar los sucesos ocurridos aquel día, en que sin saber el peligro que se avecinaba, muy contento viajaba con junto Manuel, mi mejor amigo de toda la vida. Nos dirigíamos al planetario con los compañeros de universidad y la profesora Marta. Íbamos sentados juntos en el autobús y en la silla de al lado estaban Katherine y Paula. Habían pasado dos semestres y el amor de Manuel hacia la joven Katherine estaba intacto, aunque él nunca se había decidido a decírselo.

- Entonces señor Ramírez, comience…

Omití los detalles del inicio porque todos en el juzgado ya los sabían, así que empecé por la parte importante.

- Apenas habían pasado las diez de la mañana, el autobús se había tardado un poco… los compañeros… mis compañeros…

En este momento empezaron a llegar todos los espantosos recuerdos y mi lengua se trabo… no podía seguir hablando.

- Carlos por favor, ¿puedes continuar? Me dijo Tomas, mi abogado.

Recobre algo de fuerza y continué la historia…

- Bueno… mis compañeros estaban muy contentos por el final del semestre, y algunos incluso cantaban…
Entonces baje un poco la cabeza y me entristecí demasiado. Fue demasiado duro para mi contar todo eso en la corte, incluso ahora, escribirlo me es complicado, pero como siempre tuve la costumbre de este diario, bueno, debo continuar haciéndolo.

- Joven Carlos de verdad necesitamos su testimonio, por favor continúe…

El juez era un señor anciano, pero parecía muy noble… anteriormente se me había presentado y me pregunto si no me sentiría bien contando la historia, yo le dije que no, pero que esto es lo que debía hacer, así que proseguí hablando.

- El conductor del autobús se detuvo rápidamente, Manuel y yo, como íbamos distraídos en una conversación, nos golpeamos fuertemente contra la silla de adelante, entonces todos empezaron a preguntar qué pasaba y Alejandro, el representante del grado se levanto de su silla para mirar, y grito. ¡Rebeldes!

- Esta usted seguro de que eran rebeldes del gobierno, interrumpió el señor juez para preguntarme.

- Al principio no lo supe, pero luego en el bosque lo confirme. Le respondí.

En ese momento estaba muy confundido y adolorido por el fuerte golpe en mi cabeza, recuerdo que Manuel y yo íbamos hablando de la universidad, y él había mencionado que en esta salida seria el momento para confesarle su amor a Katherine. Pero esto se lo omití al juzgado pues no creo que hubiese sido necesario.

- El conductor del autobús se asusto demasiado, y le puso reversa al motor para alejarnos, pero cuando los rebeldes se percataron de nuestra presencia empezaron a dispararnos, las balas atravesaban los vidrios y todos tan asustados no tiramos al piso del autobús, el conductor trato de sacarnos pero fue alcanzado por los disparos y murió.

- El cuerpo del conductor del bus fue encontrado ocho kilómetros lejos de la ciudad, entre un bosque cercano a la carretera que nos indico el señor Ramírez. Dijo la señorita fiscal.

En aquella ocasión dentro del autobús, tuve tanto miedo que no podía ni siquiera moverme, Manuel me sujetaba fuertemente y cubriéndome con su cuerpo, siempre ha sido del tipo de persona valerosa que pone el bien de los demás antes que el suyo, siempre tan servicial…

- El autobús dejo de avanzar debido a que el conductor había muerto, entonces los disparos se detuvieron y todos mis compañeros en el bus empezaron a gritar, David, el hijo del coordinador de la universidad, le grito a la profesora Marta que condujera el autobús antes de que llegaran los Rebeldes y se entraran. Pero la ella estaba tan asustada que ni respondió. Entonces entre el terror y afán de salir de allí Manuel se levanto rápidamente y corrió a la parte delantera del autobús, los rebeldes estaban lejos pero alcanzaron a verlo llegar a la cabina y abrieron fuego de nuevo.

Debo admitir que mientras decía todo esto mi voz temblaba incesantemente y los ojos de la audiencia puestos en mi no me calmaban.

- A pesar de la ráfaga de balas que lo asediaban, Manuel fue capaz de darle reversa al autobús rápidamente hasta que los perseguidores se cansaron y volvieron; pero no fue hasta que dejamos de verlos que mi amigo soltó el volante y se desplomo aterrorizado sobre el piso del vehículo. La profesora se le acercó y lo sostuvo entre sus brazos, no había recibido ni un solo tiro, los vidrios del autobús estaban destrozados y reinaba un silencio tenebroso hasta que… Camila, una de las chicas que iba atrás junto con su novio Fabio, grito fuertemente aterrorizada. ¡Fabio! ¿Estás bien? Le preguntó la joven a su acompañante, el cual al parecer había sido alcanzado por una bala que le había atravesado el brazo. Todos quedaron estupefactos al ver como sangraba, intenté levantarme para ir en su ayuda y descubrí que sin notarlo, Paula, la chica que acompañaba a Katherine en el asiento de al lado, me había tomado la mano y la sujetaba fuertemente mientras le temblaba todo el cuerpo. Le dije que no se preocupara, que todo iba a estar bien…

Al recordar ese preciso momento de nuevo enmudecí…

- “por favor Carlos sé que es difícil continuar, pero debes hacerlo”

Me susurro Tomas. Pero lo que me hacía difícil continuar era que desde donde estaba sentado alcanzaba a divisar, a la joven Paula, y veía como se deslizaban las lágrimas por su rostro, porque al igual que a mí, para ella es difícil recordar todo eso…

- Bien, continuaré con el relato…

- Gracias, me dice mi abogado…

- Mientras trataba de alentar a Paula que se encontraba muy asustada, Manuel paso corriendo por mi lado y se dirigió directamente hasta donde estaba Camila tratando de mantener al mínimo el desangre de Fabián, en cuanto mi amigo llegó hasta allá, tomo su camiseta y la amarró fuertemente al brazo del herido. Luego escuchamos a David gritar ¡Allí vienen! Pues desde lo lejos de la carretera pudimos ver un camion y dos yips repletos de rebeldes que se acercaban, la profesora esta vez reaccionó rápido y tomo el volante, retrocedió un poco para darse espacio y giro ágilmente el autobús para alejarnos de ellos, la carretera era ancha, pero estábamos en una zona muy boscosa, todo el trayecto estaba rodeado de arboles y montes; cuando los rebeldes se percataron de nuestro escape abrieron fuego de nuevo, todos nos agachamos una vez más y muchos gritaban, Paula aun sujetaba mi mano fuertemente, mientras su amiga, Katherine la abrazaba con sus ojos cerrados y por lo que parecía oraba fielmente para que el señor nos guardara.
Particularmente no he sido muy devoto a Dios ni a la iglesia, aunque siempre he sido católico y mis padres me educaron y me enseñaron sobre Jesús y el señor, no eran cosas que tuviera muy presentes.

- Manuel se arrastro entre el piso del bus y los vidrios, hasta llegar a mi lado y de nuevo me cubrió con su cuerpo, “vas a estar bien, te lo prometo” me dijo…
En ese momento no pude evitar dejar caer una lágrima sobre el túmulo de hojas, papeles y carpetas que tenia sobre el escritorio que me habían asignado, mire hacia él público y vi a la agobiada Paula envuelta en llanto, y al pusilánime padre de Fabián; esto me entristeció demasiado y baje mi cabeza de nuevo…

- Señor Juez, se que el testimonio de uno de los sobrevivientes es indispensable, además que el joven Carlos fue el único que acepto otorgarnos su palabra, ya que lo demás no tenían la suficiente fortaleza para contarnos lo ocurrido, pero creo que lo mejor es continuar el juicio sin esta intervención, pues parece que a él se le dificulta mucho recordar esta situación. Dijo la señora Fiscal muy seriamente.

- Bien, pero esa es una decisión que el señor Ramírez debe tomar por sí mismo.

Agregó el señor Juez y los ojos de todo el tribunal se posaron sobre mí, acrecentando aun más mis preocupaciones.

- ¡No hay problema! Dije en voz alta. ¡Puedo continuar contando! Disculpen que me deje llevar por las emociones…

Me alegre mucho cuando divise los ojos de mi madre posados tiernamente en mí, ella sabía lo que yo sentía y es casi como si lo compartiera; pero lo que realmente me dio la fuerza y motivación para continuar, fue vislumbrar claramente todo lo ocurrido y recordar que había hecho una promesa de vivir alegremente y sin complicaciones.

- La profesora Marta conducía velozmente pero los rebeldes nos seguían el paso, estábamos muy asustados, y una bala alcanzó una rueda trasera y de inmediato el autobús patino agresivamente, saliéndose del camino y dirigiéndose hacia la zona boscosa, tal vez logramos pasar un par de árboles hasta que el vehículo empezó a derribarlos golpeándolos fuertemente y luego se volcó y deslizó por un loma ancha. Adentro se sentía terrible, el pánico ni siquiera nos dejaba gritar… todo daba vueltas y se oían golpes estridentes…

En aquellos momentos recuerdo que no sentí mucho miedo, ya que Paula me sujetaba con toda su fuerza y Manuel me cubría abrigadamente con su cuerpo, bajo él me sentía tan seguro… pero este tipo de cosas sólo pasaban por mi mente, porque nada de esto era necesario en mi testimonio…

- Apenas cuando el autobús se detuvo Manuel me levanto y rápidamente ayudó a poner de pie a Katherine y su amiga que no se atrevía a soltar mi mano, ambas estaban bien, pero el vehículo había quedado de lado y podíamos escuchar quejidos de los compañeros. Alejandro, el representante del grado se levantó y dijo fuertemente ¡Debemos salir todos de inmediato, el autobús podría explotar y los rebeldes no deben tardar en llegar para asegurarse de que estábamos muertos!

“las palabras de mi compañero me escaramucearon la piel, tanto en el momento en que las había dicho, como en el momento que las recordaba”

- ¡Los que estén ilesos por favor ayuden a sacar a los demás! Agregó Manuel, y luego escuchamos un grito de David, pues Andrés, el compañero que iba a su lado desgraciadamente estaba muerto de un golpe en la cabeza… y tal vez… tal vez en ese momento no era el único que hubiera abandonado este mundo, aunque realmente no lo supimos, porque escuchamos los gritos de los rebeldes acercándose para acabar con nosotros. Manuel me dijo que ayudara a salir a Katherine y Paula, Camila ayudo a Fabio quien se estaba quejando de su brazo, la profesora se encontraba inconsciente en la parte de adelante probablemente de un golpe contra el volante, pero Alejandro le despertó y colaboro en su salida; Manuel prácticamente cargo a Karen, la chica que ya tenía cuatro meses de embarazada, Jorge empujo a David hacia afuera, ya que se encontraba un poco anonadado por la muerte de Andrés. El afán nos ayudo a divisar un buen escondite, una especie de cueva natural tapada por ramas y arbustos… en ese lugar entramos y descargamos a los heridos… pero… no sabíamos nada de los demás.

- ¿Dice que lograron esconderse cerca al autobús cuando los rebeldes se acercaban? Peguntó la señorita Fiscal.

- Así es… le contesté. Pero el verdadero problema fue… fue que no todos pudimos salir y escondernos…
“De nuevo mi voz se atipla”

- Dejamos de hacer ruido para que no nos encontraran y pudimos escuchar un par de voces gritar desde el autobús… llamándonos… pidiendo ayuda… los rebeldes llegaron al autobús, desde nuestro escondite a no más de 15 metros podíamos escucharlos discutiendo y golpeando… entraron al autobús y sacaron a los que no habían podido huir…

En aquel instante otra lágrima se me escapó, pero hice el esfuerzo de ignorarla y continuar hablando.
- empujaron a nuestros compañeros y los pararon en línea… después… bueno… hicieron lo que planeaban hacernos a todos…

A pesar de lo doloroso, debo decir que agradezco que hayan tenido una muerte rápida y poco dolorosa. Katherine y Paula me abrazaban fuertemente… estábamos tan asustados.

- pero aun no eran todos, ya que otro grupo había logrado salir después de nosotros pero no se escondieron bien… los rebeldes los vieron y ellos corrieron intentando escapar… pedían ayuda y gritaban mientras les abrían fuego un gran número de hombres… nosotros… nosotros sólo podíamos escucharlos… escuchábamos las balas… y los escuchábamos a ellos… cerramos los ojos e intentábamos salir de ese lugar… realmente queríamos estar en casa o en la universidad… juntos… todos… sanos y divirtiéndonos… pero… pero…

Baje la cabeza muy avergonzado, pues me brotaban lagrimas incontrolablemente y los ojos de todo el tribunal continuaban puesto en mí… realmente… esos recuerdos son tan dolorosos…

Texto agregado el 12-02-2011, y leído por 96 visitantes. (0 votos)


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