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Primer lugar en concurso del X Festival de Todas las Artes Victor Jara año 2002

UN CUENTO PARA TOMAS

A: Marianilla-maravilla que lucha ferozmente por su vida y a:

Luna del Mar que llegará a la tierra en Octubre próximo



El verano se hace insufrible por el calor que día a día sube de los 30º, la pandilla de niños vaga sin rumbo por la población, lo único que desean es quemar calorías, en las casas solo cabe un par de personas por lo que las madres apenas sus hijos salen de la cama los envían a la calle, en el grupo ninguno alcanza a los 10 años, a eso de las 9 de la mañana de cada día se inicia la reunión en la esquina, uno a uno van sumando, cuando se juntan los suficientes, se hace el desafío a los cabros del otro pasaje, una pichanga de fútbol, la cancha, la calle entre dos pasajes, los arcos, un par de piedras que marcan los palos, el tiempo de duración, hasta que uno de los equipos meta el décimo gol, durará unos minutos u horas, quizá hasta la hora del almuerzo, terminará con el décimo gol o por una patada que convierta el juego en una lucha en donde todo valdrá, puños o piedras, el cururo tiene unas cuantas cicatrices en su cabeza producto de algunas pequeñas riñas callejeras.

Todos a pata pelá, sin zapatos para darle a la proletaria pelota de trapo, confeccionada con una media de seda que alguna madre descuidó y su pequeño se la robo para rellenarla de géneros viejos, papeles y todo lo que sirva, no ha quedado muy esférica pero para el caso servirá igual, si puede girar y dar al menos un bote, vale, por tanto, no importa que caiga en el patio de la señora Josefina, la que es muy gruñona y que jamás regresa las pelotas del juego a los niños, solo palabrotas, razón tiene la señora ya que cada vez que cae el balón alguna de sus plantas se rompe, cuida su jardín, como alguno ha llevado una media o calcetín de repuesto para confeccionar otra pelota y continuar el juego. En la tarde la misma señora se coloca bajo la sombra de su acacia y vende los sabrosos raspadillos de hielo que quitan la sed y calor, raspa la barra con una herramienta y coloca jugo de granadina o menta, verde, amarillos y rojos son los helados. A medio día el sol cae a plomo sobre la cabeza de cada mocoso, los casi treinta grados no son obstáculo para seguir corriendo, a las doce la mamá del Lalo lo llama a almorzar, comienza el abandono por lo que hay que apurar el juego para meter el último gol y terminar el juego, la tradición dice que a las doce y no mas tarde ni mas temprano se debe almorzar, no hay tutía al llamado de la bruja, el Lalo debe irse para adentro, el resto sigue jugando, finalmente un equipo hace el décimo gol, se termina el partido, el cuadro es digno de una Fotografía surrealista, el cabello café de tierra, las caras una mezcla de ojos rojos por el sol, dientes blancos, el resto una mezcla café y negra, el sudor cae desde el pelo hacia abajo, las caras son como la piel de una cebra, cada gota de sudor corre por las mejillas dejando la marca como un rasguño, hay que recurrir a un vecino para que abra el grifo del agua, el que es bombero voluntario tiene una llave con que puede abrir las grandes bocas por la cual sale el agua, todo el grupo se mete en medio del agua hasta que pasa el calor, y la tierra se ha ido del cuerpo, ahora limpios a media cada uno corre a casa para almorzar a la rápida y escaparse a la calle nuevamente cuando Comienzan los radioteatros los cuales las madres oyen cada día, o cansadas duermen la siesta, para que los peques no molesten son echados a la calle nuevamente.

En alguno de los pasajes de la población vivía aquella niña, su nombre no es lo importante pudo ser María o Margarita, la niña era mayor que el mayor de los niños que se reunían a jugar al fútbol, ella salía de su niñez, cada vez que iba a la calle a comprar algo para su madre o padre, se miraba 5 o mas veces en el espejo, intentando esconder el acné que muestra que nos es ya niña, intenta peinarse como su artista preferida, solo así salía a hacer algún mandado, su padre la mira cada día como crece, comienza a cuidarla le mide a sus amigos, le amenaza para que no pololee y ofrece las penas del infierno si la ve o la sabe de romance con alguno de los “vagos” (A decir del viejo), delgada y baja la niña, sus senos comienzan a mostrarse por sobre su blusa, sus faldas aun largas pero ella coloca crema a sus piernas para que se vean suaves, al caminar en la calle, si algún joven la mira mucho o le lanza un piropo el rostro casi infantil se ruboriza cual rosa roja, tenía que ocurrir lo que pasó, se enamoró, de ninguno de los que ve jugar fútbol y luego quedar tan sucios como la misma calle, o hincado jugando bolitas (canicas) no, ellos son niños, así que se ha fijado en uno de aquellos jóvenes que noche a noche se reúnen bajo el farol de su esquina, con jeans ajustados o pantalones de aquellos llamados con bolsillo huaso, zapatos negros brillantes y casacas de cuero negro, unos se sienten Elvis santiaguinos o Marlon Brando en su Nido de Ratas, o rebeldes con o sin causa como un James Dean, sus cabellos peinados con brillantina y gomina, la mayoría trabaja como obrero en alguna de las textiles de los alrededores, ninguno a continuado estudios medios y menos universitario, no es lo lógico en ese grupo, muchos en él limite entre lo bueno y lo malo, entre la honestidad y la delincuencia, la niña en uno de ellos puso sus ojos casi infantiles el elegido se ha percatado, por lo que mira con otros ojos a la muchachita, y naturalmente se inicia el romance, a escondidas de sus padres, pero con la complicidad de su hermana mayor y sus hermanos más pequeños, para ella su Gran primer amor, para él sería una línea mas en la agenda del farol, una de las noches en que sus padres se descuidaron, regreso tarde a casa, ambos enamorados caminaron directo hacia aquel sitio conocido como “el callejón del pecado” allí esa noche la niña perdió su virginidad y ganó un trofeo que iba cargar por nueve meses en su vientre, para ella se marchó la infancia de un golpe, no hizo mucho caso cuando se atrasó su regla, el segundo mes le comenta a su hermana y esta la lleva de un ala al medico, un bebe dice el médico que se ha ganado, le da sus consejos y el régimen para alimentarse, conversan ambas mujeres, la mayor la abraza, la niña llora, pero, acostumbradas a las tragedias Crean el cuento, aun no es notorio el cambio físico, pasan los días, él cuando conoce que le salió un domingo siete huye, no se ve mas por esos lares, cuentan las malas lenguas que en una ciudad del sur se asiló por un tiempo, el tiempo hizo su rol, ella comenzó a notar los cambios en su cuerpo, sus caderas se comienzan a engrosar, vómitos mareos su guatita crece y crece, con su hermana comienza a apretarse se coloca fajas y así no se nota, dice que esta comiendo mucho y por ello su gordura, la madre de ambas ha parido a 6 por lo que al poco se entera y también participa de la conspiración para esconder el regalo, cuidan a la niña de sus hermanos para que no se percaten, La casa, ¿casa? fueron entregadas antes de tiempo así que solo dos habitaciones y un baño, una de ella para dormitorio de los hijos, duermen los seis en ella y en la otra, duermen los padres, además sirve de comedor y cocina, la niña llora por los cambios, llora por haber sido abandonada por quien creía iba ser amor de por vida, llora por la suerte de su hijo ya que con la madre y la hermana traman el final del drama, en las noches ella se acuesta o primero al final apaga las luces para que no le vean su vientre, como no hay plazo que no se cumpla llegó el día del parto, al menos es de día, en casa no hay nadie, los niños afanados en la esquina jugando su diaria pichanga, madre y padre trabajando, la hermana mayor que algo ha visto ya que dos hermanos llegaron estando la madre en casa y ella ayudó a las labores del parto, puso en práctica sus conocimientos, nace, corta el cordón y lo amarra, limpia la criatura, luego la envuelve en sus paños, limpia la casa, abre las ventanas para que se vayan los humores, acuesta a su hermana menor y nuevamente lloran, las tristezas de ambas son mayores por lo que van a realizar, saben que si su padre se entera molerá a la niña a golpes, y lo que es mas en casa ya no hay espacio, envuelve al sobrino en un abrigo, busca por casa, por allí encuentra una bolsa de papel, de aquellas que se hacían con papel del que envasaban el cemento, las usaba la gente para todo, en ellas se compraban las papas, el carbón para los braseros, o el pan, eran para todo así que serviría para el uso que le iban a dar con la criatura recién nacida.

Luego de unos minutos de mirar y mirar el rostro dentro de la bolsa, la tomó en sus manos y lo abrazó saliendo de casa, anduvo largos minutos por entre los pasajes, le dolía todo, su rumbo era zigzagueante, trataba al máximo de que no llorase la guagua, lo logró, llegó a la calle principal, esperó allí, había un gran rectángulo en donde se construía una nueva población, por lo que todo los limites estaba cerrados con una pandereta de concreto, en la esquina paran las micros, siempre hay gente esperando el recorrido que los llevará al centro o a sus trabajos, la hermana mayor, hace que espera recorrido, pasa una micro suben todos no queda nadie, ahí la hermana toma la decisión final, camina hasta el muro que está lleno de yuyos, correvuelas alfalfa y otras hierbas, algunas cortas y otras largas, mete entre ellas el bolso y lo deja, camina rápido, logra que nadie la vea, ahora corre hasta su casa llega entra hasta la cama en donde reposa su hermanita, se abrazan y lloran largamente.

Esa mañana de verano en que no hay mas responsabilidades, solo hacer alguna compra a la madre para preparar el almuerzo, por lo tanto, al primer grito de algún cabro de un salto se huye de casa, hacer las compras con un bolso es poco digno para la condición de "HOMBRE" así que... ¡Cururooo! Vamos pál botaero, ya gueón oh, no gritís tanto o mi mamá me va a mandar, ya, ya voy, así que, quedar a pié pelao y salir de vuelo calladito sin que la Juana sé de cuenta para poder ir tranquilo, luego, ya fuera de la casa, correr, lo mas rápido posible si se percata la madre lo mandará a comprar pan o cebolla o algo. Se inician, las llamadas casa por casa para reunir la pandilla e ir a alguna aventura temprana, esa mañana no habrá fútbol, a las nueve de la mañana no encuentran en que gastar las energías, ese día irán al gran sitio eriazo, que es usado como lugar para botar todo tipo de residuos industriales los que atraen como un gran imán a una pequeña aguja, son dos o tres cuadras, en la calle se ve una hilera de niños, todos en traje de baño, sin zapatos y sin camisa, parece una hilera de patos, cual de todos mas tostado por el sol que viene dando en la piel desde hace ya un par de meses, corriendo saltando, riendo, hasta las dos cuadras que separan de la aventura.

En la esquina, un bolso de papel, parado, lleno, la curiosidad de un niño es algo increíble, mirar todo lo que se pueda mirar, oye cabro, grita uno, miren hay una bolsa de pan en la pandereta (muralla de ladrillos), en medio de las hojas del largo pasto sobresale la bolsa, ¡Veamos que hay! grita uno, ¡Ya! dice el otro, comienza el acercamiento, a un par de metros, el bolso se mueve, ¡Guauuu!, grita el Miguel, ¡Chuchasssss! ¡Se movió la gueaaaa!, asegura el pedrillo, todos un o dos pasos hacia atrás, nuevamente miran el bolso y vuelven a acercarse, ahora mas lentamente, algo de temor hay en los corazones infantiles, son años de cuentos de fantasmas, jinetes sin cabeza, curas sin brazos, terribles monstruos, en fin cada tiene su cuento, intentar otra vez mirar el bolso que se movió, alguien dice, tirémosle una piedra, ¡No! dice alguien, pueden ser perritos, ¡Ah!!!!!! Verdad!, el mayor ordena, que alguien se acerque y mire dentro de la bolsa, como se ha movido y sigue moviéndose, nadie quiere ser el que mire, para resolver el conflicto hay concilio, uno gana ¿o pierde? Al miguelín le corresponde la tarea se hace el valiente, avanza, diría como la pantera rosa, al caminar levanta una pierna y luego la otra, semeja película en cámara lenta, mira hacia atrás Miguel como para que se le levante la tarea, se acerca lentamente, ¡ya puh gueón apúrate! ¡ No seay maricón! Es el grito que se oye, finalmente llega y mira, mirar y el grito que da el Miguelín es una acción única, ¡UNA GUAGUA! Es lo que grita el niño, ¿Queeeee? Pregunta el grupo, Si cabro un guaguita hay ¿A quien se le habrá perdío? Alguien pregunta inocentemente, tan inocente como cada uno, ahora todos son un solo ojo, todas miran a la bebita o bebito que hay dentro, metida entre muchos géneros viejos, la sorpresa inicial se transforma en una bella ternura colectiva, pero a la vez, nada se toma a la ligera, ¿Donde ir con esta carga? Es la pregunta del grupo. A los Pacos dice uno, ¡no gueón! Grita otro, no veis que nos pueden dejar presos, ¡Shisssssssst! Dice el José Luis en señal de silencio, no ven que duerme y si se despierta va a llorar, no sean gritones!, ¡Ya oh!, No me reten, dice el Alejandro, ¡Al hospital! Grita otro, no, no veis que también nos dejan presos, ¡Bueno!, ¡Llevemos pa la casa de alguno de losotros!, ¡A la mía no dice uno! Por que me van a pegar, se piensa en colectivo seleccionando a la mamá más permisiva, y parte de regreso la caravana, ahora silenciosa, alegremente silenciosa, llega a una casa esquina, y ¡Seora Maríaaaaaaaa!, ¡Que quieren! Dice ella, mire nos encontramos una guaguita en la esquina ¡Queeeeeee! Cabros tontos vayan a molestar a su abuelita que yo estoy trabajando, ¡no señora si es verdad! ella sale secándose las manos en su delantal, y dice a su hijo que es parte del grupo mira a vos te la voy a dar por molestar a esta hora, ella ve que en las manos del más grande hay una bolsa, ¿qué es eso niño? La guaguita señora María, dice este, carga el bolso con el mayor el cuidado posible mirando los ojitos de ese bebito que nada sabe de lo que ocurre, la mayoría ha cargado a algún hermano/a más pequeño, todos saben tomar como también hacer callar una guagua, ya que casi todas las madres tienen mas hijos por lo que cada mocoso debe ayudar en el cuidado de esos pequeños seres que mas adelante acompañaran a los grandes en las mismas historias.

Se inicia la reunión de mujeres, las que han llegado al saber de la guagua botada en el paradero de las micros, lo primero será revisar enteramente al bebito por si esta herido como también para conocer que marca trae, si es varón o niñita, lo llevan a la cama de la dueña de casa, ahí, la pandilla quiere entrar, mas, una de las mamás dice, ¡ Ya niños váyanse a jugar!, ¡Nadie los quiere acá!, ellas ahora conversan en voz baja, lo mismo que charlaban los niños cuando la encontraron, ¿donde llevarle, a quien avisarle?, ¡La policía, no!, ¿El hospital?, Tampoco, ellas son en primer lugar madres, miran la criatura, se miran, una dice, “debe tener hambre y está recién nacida, tiene el cordón recién cortado”, “hay que mandar buscar a la mama del míguelo, ella está recién paria”, dice otra ¡Miguelo anda y trae a tu mamá! Mandan, corre el Miguel hasta su casa y de la mano lleva a su mama que no sabe aun él por que del alboroto de su hijo, cuando llega, una vieja le dice, oye los cabritos encontraron a esta guaguita y está llorando de hambre, ¿tenis leche? Si, la madre del Miguel se une al coro de madres, saca su pecho generoso y alimenta a la bebita, dice ¡pobrecito, tiene hambre! amamanta al bebito, luego buscan acá y allá pañales y visten a la criatura, sigue el concilio de mujeres, Viejas ya que no permiten a los mocosos que vean mas a la guagua, viejas si, aunque la mayor debe tener 38, Pero para los niños son viejas, finalmente la parvada se aleja, sabe que ya no hay mas que hacer y lo noticia ya es antigua, hay que buscar un nuevo entretenimiento.

Alguien se preguntará ¿qué ocurrió con aquella guaguita abandonada por su madre? Al menos los niños nunca lo supieron, nunca fue llevada ni a la policía, ni al hospital, nada, solo desapareció del lugar, en un descuido de los peques la sacaron de la casa de la señora María, lo más probable es que haya ido a parar a algún hogar de esa población en donde el matrimonio nunca había podido concebir un hijo y en donde el deseo de tenerlos era mayor, debe haber sido un niño o niña afortunado, las madres nunca mas hablaron del tema, y si alguno de los niños preguntó, debe haberse llevado un jalón de orejas por intruso.








Texto agregado el 12-07-2004, y leído por 746 visitantes. (10 votos)


Lectores Opinan
06-05-2007 BELLISIMA HISTORIA. rEALMENTE TIEN UN MENSJAE HERMOS, lO QUE HA DE VIVIR VIVE. marsolesca
14-11-2006 Muy merecido ese primer lugar. Los hechos de vida son los que te marcan para siempre. Un saludo. pantera1
09-08-2006 Tu relato poco a poco me fue entusiasmando y viviendo cada escena que narraste muy bien.....felicitaciones¡¡¡ glazulceleste
06-08-2006 Me has conmovido cno esta historia tan real que deja el corazón en un puño. Un abrazo Ikalinen
10-07-2006 Buenas imágenes. escolastica
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