No hay ignominia
en saberme aún preso de tus ojos,
en sentirme pequeña estrella
girando lejos de tu cosmos.

Con la magia de tu risa río,
y con tus letras inmóviles en esta pantalla
que multiplico en versos profundos
tejo poemas
que te cubren de noche en tu sueño.

Con amor flamígero,
pido al sol que te ilumine sólo a ti
apenas abres tu ojos de almendra.

Soñar no cuesta nada pero alimenta
y me alimento de la ternura de verte
mujer y madre en una sola,
devoción,
admiración
y fe sobre ti
me siguen levantando aunque estés tan lejos.

Este amor es mas bello
cuando aun tiene alas
como el ángel de amistad en que te has convertido.