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SARAH
Escrito por: Daniel Ocasio Garcia

Era una noche de fin de semana. Los jóvenes del pueblo se divertían en una fiesta. Bailaban, bebían y conversaban bajo el fuerte sonido de la música. Allí, dos chicas ajenas al lugar fueron a pasar su noche.

Se hizo tarde, y las tres chicas decidieron partir a su pueblo. El camino por el cual conducían su vehículo era solitario, de poca iluminación y con dos carriles, uno para cada dirección. Aunque ellas lo desconocían, esa carretera era conocida como el camino al mas allá; debido al sin número de vidas que se perdían en accidentes de automóviles en ese trayecto. Las tres chicas, afectadas levemente bajo la influencia del alcohol, conversaban animadas sobre su experiencia en la fiesta. De pronto, la conductora detuvo el vehículo.

Las jóvenes se quedaron perplejas al ver en la carretera a otra chica, aproximadamente de su misma edad, que caminaba de una forma extraña. Su ropa estaba manchada de lodo y sangre. Además de que por su rostro descendía fluidamente su líquido vital. Solo pudieron quedarse paralizadas dentro del vehículo, mientras que la extraña chica se acercaba a la ventana del conductor.

Lentamente, la conductora del vehículo bajo la ventana para conversar con la joven.
-Hola, ¿podemos ayudarte?- preguntó esperando una respuesta.

La extraña joven miró hacia el camino adelante, con una mirada perdida. Luego de varios segundos, posó su mirada sobre la conductora.
-Tuve un accidente. Mi auto se salió del camino- dijo finalmente.

Las tres chicas dentro del vehículo se calmaron un poco, aunque sabían que la situación de la joven no era la mejor.
-Podemos llevarte a un hospital-, ofreció la chica en el asiento del pasajero.
-No, estaré bien. Solo necesito un pequeño favor. Más adelante encontrarán un puesto de gasolina. Deténganse allí y procuren por David. Díganle que venga a socorrerme-, fue lo único que la extraña le pidió a las jóvenes.
-Yo me quedare con ella, en lo que regresan con ese tal David-, se ofreció la chica en el asiento trasero.
-No enserio, estaré bien. Solo vallan por David-, insistió la chica accidentada.

Las tres jóvenes prosiguieron su marcha, sorprendidas por lo sucedido. Unos pocos pasos más delante de donde se detuvieron, pudieron ver el automóvil de la joven a un lado del camino; en frente a unos árboles. La chica accidentada aun podía verse en el retrovisor, regresando lentamente a su vehículo.

No tardaron en encontrar la gasolinera. Se detuvieron y ambas pasajeras bajaron del automóvil para entrar al lugar y buscar a David. Allí se encontraron con un joven; quien era uno de los dos empleados que estaban en la estación.
-Buenas noches, buscamos a alguien llamado David-, dijo una de las chicas.
-Bien, ese soy yo. ¿En qué les puedo ayudar?- dijo el joven acercándose a ambas chicas.

Las jóvenes se mostraban algo nerviosas, aunque David pudo notar que habían estado bebiendo no hace mucho.
-Una chica tuvo un accidente cerca de aquí. Necesita ayuda-, dijo intranquila la chica.

David se quedó pensativo unos momentos. Le parecía extraño que mencionaran su nombre, pero era común escuchar de accidentes en esa carretera. Quizás en esta ocasión fue el turno de alguno de sus amigos.
-Iré a ver qué sucedió. Llamaré si hace falta pedir ayuda-, le informó David a su compañero.

Las chicas y David salieron de la gasolinera, montaron el vehículo y regresaron al lugar del accidente. Al llegar allí, las tres chicas se extrañaron de no encontrar a nadie. Ni siquiera el vehículo de la chica se encontraba frente a los arboles.
-¿Estás segura de que es aquí?-, pregunto la chica en el asiento del pasajero.
-Si, aquí fue. Lo recuerdo exactamente-, respondió la conductora.

La chica en el asiento trasero pudo notar que David se puso pálido y nervioso. No sabía cuál era la razón, pero comenzó a descontrolarse cuando la conductora detuvo el vehículo.
-Esperen, ¿Qué acaso esto es una broma?-, gritó el joven algo descontrolado.

Todos se bajaron del vehículo, buscando alguna señal del accidente o de la chica. David no pudo más y terminó convencido de saber de que se trataba.
-Ustedes no vieron a ninguna persona. A quien vieron fue a Sarah-, luego de decir sus palabras, el joven paso ambas manos por su cabello mientras que sus ojos se aguaban.
-¿Quién es Sarah?-, preguntó una de las chicas algo nerviosa. Las tres jóvenes comenzaron a asustarse.

David guardo silencio unos segundos, hasta que decidió contar su historia.
-Hace dos años atrás, exactamente esta misma noche, yo conducía por esta carretera. Estaba haciendo carreras con uno de mis amigos. Tome el carril del sentido contrario y ambos manejábamos a alta velocidad. No pude percatarme de que un auto se aproximada por el carril… no tuve tiempo de reaccionar-.

Las chicas se mostraban ya nerviosas. No les gustaba como iba el relato de David, el cual continuaba con la voz entrecortada del joven.
-El otro vehículo se salió del camino y no le di importancia. Nunca nos detuvimos a ver si todo estaba bien. Al otro día nos enteramos de que una chica, Sarah, había muerto dentro de su vehículo… justo en esos árboles-.

David señaló el lugar donde hace unos cuantos minutos las tres chicas encontraron a la joven accidentada y su vehículo.

De pronto, David pudo ver a Sarah, de pie justo detrás de las tres jóvenes. Su intensa mirada fantasmal se posaba juzgante sobre él. El chico no pronunció palabra alguna y retrocedió unos pasos hasta que comenzó a correr sobre la carretera. No se percató que un vehículo se acercaba a alta velocidad; el cual lo impactó fuertemente. David murió en el acto, entre el grito de terror de las tres chicas.

Texto agregado el 22-03-2011, y leído por 108 visitantes. (0 votos)


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