Cartas para un amigo lejano I.
Nos conocimos un verano en un pueblito pequeño y allá lejos en el tiempo. Al dialogar conmigo me preguntaste:
“¿Por qué veo tanta soledad en tu mirada?,” a lo cual no supe responderte, pero ya, en
casa te respondo así:
“Apenas unas pocas palabras tuyas y sin embargo siento mi destino entrelazarse con el tuyo. Despertaste toda la ilusión, sueños y dicha que vuelven nuevamente a mí. Algo tan fuerte y real, que tu amistad parecía brindarme.
“Aún sin darme cuenta brillaba nuevamente el sol para mí y el mundo resplandecía con sus mejores colores. Poco a poco mi amistad se torno en cariño y amor.
“¡Como te amaba amigo mío!”
“Pero luego, y al girar la tierra en su diario recorrido, vino la oscuridad de la noche, trayendo su cruel verdad. Su cara oculta en la sombra, borró todo el encanto y mi ilusión fugas… “¿Me pregunto si habrá un nuevo amanecer para los dos?”
“Añoro tu pueblo lejano, perdido en los valles y quebradas que tantos recuerdos despertaron en mi.”