| NIEVE EN ELALMA   296  palabras
 
 El nevado, en la montaña
 Sobre el campo florido;
 Vestido de blanco está,
 Todo el silencio infinito.
 
 La nevasca del picacho,
 Se bajó por las praderas;
 A congelado los valles,
 Esteros y tremedales.
 
 Helado tengo ya el pecho,
 Solitaria tengo el alma,
 Por nevar, sólo nevar.
 ¡Sin conseguir la calma!
 
 Las flores están heladas,
 Por vientos llenos de frío;
 Los ríos son cama de hadas,
 Señalan sólo un camino.
 
 Anhelan paralizados,
 Una esperanza salvaje,
 Y los peces congelados
 Sin conseguir un drenaje.
 
 La noche negra ¡Está blanca!
 Con un zulaque de estrellas,
 Dormirán mil centurias
 Y seguirán siendo bellas.
 
 Nunca el Sol, abre los ojos
 Por temor a que se apague;
 Sólo la luna me mira
 Quebrándose en los follajes.
 
 Con pedazos de marfil,
 Los que inspiran mi cantar;
 Sin ellos, no puedo hablar,
 Tampoco podré existir.
 
 Fría, cual la montaña
 Mi voz, sale del pecho,
 Vibrando por la cabaña;
 Casi derribando el techo.
 
 La luna es tan pequeña,
 Parece un a bola de pan,
 O un queso de la alacena,
 Que ya pronto caerá.
 
 Allá en su blanco cubil,
 El oso sueña dormido,
 Obteniendo un gran festín
 Lo a extraído del el río.
 
 La sabía naturaleza
 Está durmiendo callada,
 El mundo sigue en querella,
 Tan sólo yo en mi tonada.
 
 En pentagrama de nieve
 Vibran mis notas de frío,
 Pues mi corazón ya tiene
 Esa blancura del río.
 
 Sobre la montaña fría,
 Vive en la nieve mi amor;
 Una congelada estrella
 Anida en mi corazón.
 
 Está la luna así nevada,
 Su frío entre mis manos,
 Y en mi corazón helado,
 Sin recuerdos y sin nada.
 
 Como el nevado en la cuesta
 Y en los campos ya extendido,
 Blancura que ya está muerta
 Con su infinito dormido.
 
 Reinaldo Barrientos G.
 
 Rebaguz
 
 
 
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