Minutos de libre pensar.





Elabora un palacete de ideas en tu mente

y te diré desde la mirada cabizbaja

lo rústica que es la piedra de tu corazón.



Enamora al aire, con los labios de tus placeres

para encontrar en un aroma el sabor de tus deseos,

que han perdido esencia al montar tu corporeidad imperfecta.



Es que viéndote a ti musa del vicio...

como te pierdes en la sombra de tu vacía alma,

casi llorando, casi feliz, y te llamas en risas

y conjuras en un hechizo la mentira de un sollozo.



Abriendo en la posibilidad de tu cariño

solo la complejidad del mismo acento

corpóreo sintético... helado, gélido, carcomido...

Así te veo, torre de babel carente de emoción.



Te veo subterránea en la imaginación

de mi latente tórax rítmico,

libre espasmos amorosos,

y sublime en la virtud del sueño.



Me despido de ti caballera del triste pesar,

te llamaré a lo que muera en disimulo,

para que tu me despiertes de esta fantasía...

fantasía de las cuales vives en una sumida tragedia.