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Tan solo llegó, no sabía en realidad exactamente donde, temía preguntar porque desde un comienzo sintió temor al observar aquellas miradas desconfiadas y más temerosas que la de él.
Alberez era un pequeño de 5 poblados que formaban el condado de Almanda, a norte del valle de Barkel.
Un lugar que desde lo lejos en su caminata lo atrajo, un sendero que simplemente lo llevó allí.



Cuento esta historia un tanto algo difícil,
a ver si la acomodo para hacerla más común,
a ver si la acomodo para hallar gente como tú.
Cuentan que en días un tanto algo lejanos,
empiezan las parodias de la gubernamental
haciendo irresistible el sobre en la realidad,


Trataba de llegar hacia quién interpretaba aquella melodía con aquella letra tan reveladora, lo encontró de pronto, así como de pronto también al colocarse presuroso delante de quiénes escuchaban a aquél juglar, encontró la mirada de este, como esperándolo para continuar aquella canción:




Dí pues , si esto tu lo ves
Que no te fragüe el ojo,
hay quién detrás nos vé
Cuidado en la palmada y de quién trate de ud.,
Y si esto tu no ves,
Hay quiénes pues se venden sin siquiera aparecer,
Así hay quiénes se alquilan sin tener quizás cartel,
Dí pues si esto tu lo ves …….



De pronto el juglar fue tomado en vilo, y llevado a viva fuerza quién sabe a donde ante la sorpresa y la desorientación del viajero, tan solo se perdió en aquella repentina y sorpresiva turba que se lo llevó. Luego de unos segundos todos actuaban como si nada hubiese ocurrido, esto lo confundió más, atinando a hacer nada y simplemente dió vuelta para caminar y buscar respuestas observando en silencio. Transcurrían las horas, y cada palabra del juglar seguía desfilando en la cabeza del viajero, cada palabra era mascullada una y otra vez, era rumiada, salivada, y él seguía sin comprender el porqué de aquella necesidad, que era como impuesta, como el deseo de saciarse, como el deseo de ser encontrado al perderse , como el deseo quizá de encontrar en aquellas palabras también lo que podría existir más allá de lo que conocía, de lo que entendía, de lo que buscaba. ¿Pero que es lo que busco?, - pensó-, aumentando su confusión, así como la claridad en su necesidad de continuar.
De pronto lo volvió a escuchar, era una voz distinta, pero con aquella misma letra conducente a su interior.


Y aquella melodía que un día supo llegar
ahora ni entretendría pues se guarda el parecer
solo se accede y se suele pretender,
y nada más,

Apresuró su paso para encontrarse con aquella necesidad, era cada vez más fuerte aquella voz que le retumbaba hasta adentro a medida que se acercaba, se colocó con avidez nuevamente delante de los concurrentes que le escuchaban, se encontró con un rostro distinto, pero con mismo mensaje, el mismo para él :


Si a menos de uno escogen entre cien
es que de ellos a ninguno le harán gobernar
¿Cómo es que accedes dejándote estimar?
y nada más,
Como un día cualquiera hay quejas que arrastrar
pero puesta la costumbre por un lado pasará
con un poco de esfuerzo se cumple con el jornal
que más les da,
Se tiende pues la noche de un día al descansar
quizá por el derroche hasta eviten el soñar
de veinticuatro horas cinco es para descansar
y nada más
Di pues, si esto suele ser
como es que accedes con solo pretender
comprendiendo lo que dejan hacer,
y nada más,
Y si esto suele ser
como es que atiendes
dejándote estimar,
y nada más.


Por fin el viajero atinaba a acercarse a este otro juglar para aclarar sus dudas, quería las respuestas, las quería ya, y las deseaba con la intensidad que quema el cuerpo. De pronto una nueva turba apareció para llevarse también a este juglar, la desazón, y la desesperación de no saber como actuar lo invadió con más fuerza que la anterior vez. ¿Qué hago?, - dijo en voz alta sin darse cuenta- , y quiénes se estaban retirando voltearon y lo miraron, el viajero se sorprendió ante esa masa expectante, porque era como si estuviesen esperando a ver que más iba a decir. se volvieron segundos interminables de no saber que hacer, ni que decir. De pronto, como el sonido del estrujar de una hoja seca de un árbol al ser pisada por uno, así ocurrió con una hoja de papel que estaba siendo aprisionada debajo de la suela del viajero y que le exigía que la liberara en medio de esos segundos interminables de espera ante esas miradas también interminables y cada vez mas penetrantes y profundas. Así es que cogió la hoja de papel que no era otra cosa que un escrito, quizá del juglar, o quizá de alguno de quiénes se encontraban allí para que sea leído, aunque eso dejó de ser relevante cuando vio lo que decía aquella hoja. Y por fin entendió todo, por fin comprendió lo que sucedía, por fin se aclararon sus dudas, ya no había miedo, tan solo una paz inmensa, la claridad de hacer ahora lo que entendió que vino hacer allí. Aclaro su garganta , y dando fin a esos segundos interminables , dirigiéndose a la masa de personas que esperaban, empezó a cantar :



Un dia quizá lo vieron aquel irse
pero el polvo detrás sabrá que ha de venirse y guardará,
cualquier costado es bueno le dirá
si estuviste aquel invierno ………………………

Texto agregado el 28-04-2011, y leído por 95 visitantes. (0 votos)


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