Todo comenzó
una fría noche de mayo,
en donde cada vez
nuestros cuerpos se necesitaban más,
sentir tú calor,
sentir tú piel delicada entre mis dedos,
más la pasión que se refleja
luego de esa mirada intensa,
sumergida en el silencio,
esa mirada coqueta,
que tanto me gusta de ti,
esa mirada atenta a lo que pueda hacer,
e incluso, esa mirada me abrigo
sin que me tocarás,
y me llevo al cielo,
sin que siquiera me besarás,
esa mirada que me hace débil
ante ti,
esa mirada
que hace que la noche,
que esa noche, en especial
demostráramos
con nuestros cuerpos,
Con nuestras caricias,
lo que sentimos.

Esa noche
llena de emociones
que se dejaron caer
en un beso sublime,
tierno, delicado
suave, con aroma a tú esencia,
con melodía de la canción que te dedique,
junto con el palpitar coordinado de nuestros corazones,
esa noche,
que posee interpretaciones solo de la palabra
te quiero,
que cada vez,
aparecían recorrer en el cuarto que nos encontrábamos,
esos susurros
que se dormían en nuestros oídos,
justos en el silencio que brindaba el momento,
esa noche,
no fue una más,
en donde la luna aparecía y acompañaba a las estrellas,
esa noche,
nació un nuevo lucero,
una nueva ilusión,
una nueva esperanza,
de creer en el amor,
y en las palabras que siempre te dijo,
tanto con mi boca como con mis gestos,
TE QUIERO.