Cayó agotado, no soportaba más el calor y la sed le estaba matando. Levantó la vista, y con la cara llena de arena, no vio más que un gran espacio enorme. Sin nadie, sin nada más que kilómetros de dunas, dudas, arena y dolor.
Intentó incorporarse, y nuevamente se derrumbó al suelo. A rastras intentó proseguir pero le fue imposible.
Comenzó a recordar todos los pasajes de su vida… recordó a su amada, aquellos abrazos fuertes cuando pasaba su brazo fuerte por su cintura, por debajo de la blusa, su piel, su aroma. Confundido abrazó la arena, como tantas noches había abrazado su hermoso cuerpo. Sintió tranquilidad, paz, se le detuvo el tiempo.