TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / lorenap / VIAJE IMPREVISTO

[C:47918]

VIAJE IMPREVISTO


Manuel decidió emprender un viaje; Manuel se fue. Anoche mientras todos dormían y sin que nadie lo notara tomo sus maletas y se embarco en ese desconocido rumbo del cual estoy segura que no volverá más; y es que tal vez si llegase a hacerlo algún día, ninguno de los que le conocimos estaría ya en este mismo lugar.

Yo lo presentía, estaba casi segura de que luego de la visita de su hija menor el decidiría hacer ese viaje que tantas veces pensó en hacer pero que por una u otra razón tuvo que postergar.

Aquella noche en mi dormitorio mientras trataba de conciliar el sueño, sentí un gran golpe en el corazón... se que en ese momento él estaba abandonando el hogar, pero, a pesar de no saber exactamente su paradero estoy tranquila, porque sé que aquel lugar será mucho mejor que este... al menos para él.

Muchos lamentan su repentino viaje, y los comprendo, pues incluso yo, que lo conocía tan bien, no dejo de sorprenderme con lo ocurrido, y es que se fue tan de improviso, tan callado, tan sumergido en sus recuerdos y pensamientos, tan igual que como llegó hasta acá, que nadie imagino nunca que se marcharía, pero creo que fue para mejor, ya que de haberlo sabido, estoy segura que hubiesen intentado impedírselo, provocando en él un dolor aún mayor.

Quedaron muchas cosas inconclusas, muchas historias que terminar de contar, pero que tuve el privilegio de ser una de las pocas en saber, sin necesidad de que él me las dijera, y es que bastaba buscar tras esa envejecida y cansada mirada para darse cuenta de todo lo que sentía. Tal vez eso le paso a su familia, tal vez ellos no supieron ver más allá de lo que les decía con la boca, con el lenguaje torpe de sus manos o con sus, a veces, desarmonizadas acciones.

Ellos ya saben que se fue, lo supieron hoy muy temprano por la mañana, pero la verdad, creo que de haberles avisado antes hubiese resultado inútil, pues recién, luego de todo el día, y cuando está casi anocheciendo llegaron a buscar las cosas que Manuel dejo acá, cosas que no necesitaba para el viaje.

Sus hijas venían calladas. La menor de ellas, al voltear la vista, su mirada se estrelló con la mía, yo supe de inmediato su culpa, y por si quedaba alguna duda de ello asentí con la mirada, corroborando su triste sentimiento. Ella bajo la vista y las lagrimas volvieron a rodar por sus mejillas.

Había un silencio seco y extraño, el mismo de hace casi un mes atrás, cuando una de las nietas llegó con mi gran amigo hasta acá. A pesar del frío que hacia, el sol iluminaba fuerte, nosotros, los demás viejos sentados en los escaños del jardín tomábamos el poco calor que lograba enviar el sol. Yo tejía. A Manuel lo dejaron sentados cerca de nosotros mientras la muchacha se perdía tras la puerta de la oficina de Administración donde la esperaba la directora del establecimiento para finiquitar los últimos detalles. Manuel se puso de pié observando cada cosa y a cada uno de los que nos encontrábamos ahí, hasta que por fin se atrevió a hablarnos
- ¿Hace mucho rato que ustedes están acá?

Nosotros quedamos un tanto desconcertados, no sabíamos exactamente a qué se refería, tal vez la pregunta la hizo con ese fin, pues antes que nosotros pudiésemos responder, agregó

- Yo vengo a hacerme un par de exámenes y me voy.

Levanté rápidamente la cabeza y lo miré. Su voz estaba segura de lo que había anunciado, y eso había logrado asustarme y sorprenderme, todo a la misma vez; pero al mirarlo, vi como movía sus manos en forma nerviosa, mientras su mirada asustada y húmeda me pedía con urgencia que lo acogiera, logrando conmoverme hasta lo más profundo. A pesar de ser un poco mayor que yo, de un momento a otro lo vi como un niño y tuve ganas de abrazarlo y acurrucarlo junto a mí; él sabía la verdad, pero la ocultaba... incluso de él mismo, pues de lo contrario no hubiese resistido la pena.

De ahí todos guardamos silencio y no se volvió a oír ruido alguno hasta pasado cerca de una hora, cuando la nieta (ya una mujer adulta) salió de la oficina y como intentando escapar de Manuel, de nosotros y de la dura misión que le habían encomendado, fríamente se acercó al vejo y dijo

- Ya Tata, aquí lo dejo para que se haga los exámenes, en unos días más lo vamos a venir a buscar, ¿Bueno? –Sin esperar respuesta dejo junto a él un pequeño bolso de color café, y dando la vuelta se marchó con la cara triste, pero con un gran alivio dentro.

Cuando ya habían pasado algunos minutos, y casi sin sonido, solo con el movimiento de los labios, Manuel se limitó a responder “Bueno”. Aquella fue una tarde muy triste.
Los primeros días Manuel casi no hablaba, pasaba tardes enteras sentado en los escaños que estaban frente al portón de entrada con la mirada perdida, como si con ella hubiese logrado escapar y llegar hasta donde los suyos; donde aquellos a quienes de vez en cuando molestaba, pero que por sobre todo amaba mucho.

Varias veces lo vi volar por las nubes que cubrían nuestro cielo, otras veces lo vi reír de muy buena gana, y otras, llorar con un cansancio y una pena acumulados por loa años vividos, pero todo lo hacía en silencio, todo lo hacía con la mirada, mientras esperaba a que alguien lo fuese a rescatar de esa soledad a la que lo habían ido a dejar, para poder volver con los suyos; con su familia.
Recuerdo que solo una vez más alguien lo vino a visitar, pero fue casi por obligación, se notaba por la rapidez de su visita y lo incómodo que se sentía.

Al principio pensé que se trataba de un pariente lejano, o de esos amigos de la familia que se compadecen de uno, mas luego supe que se trataba de su nieto mayor, al cual había ayudado a criar desde muy pequeño. Esa tarde, a pesar de estar al tanto de todo, Manuel se sintió contento; contento por encima de su agónica tristeza.

De ahí no tuvo más visitas hasta cuando vino Loreto, su hija menor. Justo aquella tarde con Manuel conversamos largo rato; me contó de su esposa ya fallecida y de su hijo mayor que se encontraba en otra ciudad, también me habló de su otra hija, la que lo cuidaba, vestía y daba la comida, la misma que impulso a traerlo a este lugar a hacerse los exámenes. Me habló de su nieta regalona, la que lo trajo hasta acá, e incluso supe de sus dos bisnietos.

Ahora que lo pienso bien, no fue solo una larga conversación, sino mas bien un perpetuar sus vivencias y dejarme encargados sus recuerdos... sin duda fue algo mucho mayor que una simple conversación.

Esa misma tarde mientras conversábamos llego Loreto. No fue necesario que Manuel me la presentara, la había descrito tan bien, que de mirarla supe que se trataba de ella, la preferida, la más hermosa. Yo me levanté del asiento recogiendo un par de lanas que se me habían escapado, y busque otro asiento para dejarlos solos.

Me instalé a unos metros de ellos donde, aunque con más dificultad, igual lograba escuchar lo que conversaban. Al principio fueron solo saludos, pero luego, cuando Loreto había logrado plasmar en el rostro del anciano una expresión alegre y un poco de tranquilidad, vino lo imaginado. De pronto con voz firme, segura y de vez en cuando suave, la muchacha empezó con ‘la noticia’

- Papá, ¿De verdad estas bien acá?, ¿No te falta nada?

- No... no me falta nada, pero los exámenes aún no me los hacen y me quiero ir... –en ese momento no pude dejar de mirar a mi amigo y ver el susto que tenía a la respuesta que estaba a punto de recibir. Por un momento me sentí tan asustada y nerviosa como él; los dos sabíamos lo que aquella mujer, joven y con una familia ya formada, podría decir

- ¿Pero cómo papá?, ¿Es que aún no te quieres dar cuenta? –Loreto intentó poner cara de duda, pero por encima de ésta se le notaba el agradecimiento a su padre por haberse referido al tema, y poder decirle de una vez por todas lo que tenía pensado, y antes que Manuel dijera algo que cambiara el rumbo de la conversación agregó - Papá, entiende, tu no puedes estar en la casa, te vas a tener que quedar acá y...

- ¿Por cuánto tiempo –interrumpió Manuel con la voz entrecortada.

Loreto dio un gran suspiro, como si la pregunta de su padre hubiese resultado obvia, respondiendo en un tono más severo

- Por todo el tiempo que te quede. Tu dices que no te falta nada y no te tratan mal –y antes que Manuel objetara algo, dijo, dando por finalizado el tema- Entonces no sigas haciendo preguntas que no tienen importancia. Bueno, ahora me tengo que ir.

A esas alturas mis tejidos habían pasado a segundo plano, sólo me importaba Manuel, sólo él...

La regalona había tomado su fina cartera y dando un desabrido beso en la frente a su padre se dispuso a partir, pero antes que lo hiciera, Manuel apenas sacando la voz le preguntó

- ¿Me vendrán a ver?

- Mmm, yo creo que sí, pero no creo que muy seguido, recuerda que todos trabajamos y tenemos nuestras familias y cosas que hacer, pero siempre que podamos vendremos, adiós y cuídate.

¿Porqué le habrá dicho que se cuidara?, si no era de nosotros precisamente de quien debía cuidarse... Loreto le había dado el consejo demasiado tarde.

A penas Loreto se fue me acerqué a mi amigo pensando en lo destrozado que podía estar y segura que necesitaría que alguien estuviese a su lado para llorar tranquilo, y desahogar todo lo que estaba sintiendo. Pero no fue así,; una vez más Manuel me sorprendió. Con los ojos muy brillantes (brillo que no logré descubrir si era de pena, alegría, emoción, orgullo o dolor) y una calma muy especial me dijo

- ¿Se fijo que era hermosa mi niña?. Aunque para los demás ya es toda una mujer, para mi siempre seguirá siendo mi niñita.

De ahí no dijo más. Fue lo ultimo que hablamos. Se levantó del banco y sin decirme nada se fue al dormitorio, del cual no quiso salir ni siquiera a la hora de cenar. Yo estaba preocupada por él, fue por eso que antes de acostarme aquella noche, fui a su dormitorio, golpeé y como no respondió, me tomé la libertad de abrir la puerta.

Tenía sus cosas muy ordenadas a los pies de la cama, y bien arropado bajo las frazadas me miró sonrió con mucha calma. Comprendí lo que deseaba. Lo miré una vez más y nos agradecimos el uno al otro, siempre con la mirada.

Me fui a mi dormitorio y como no podía conciliar el sueño me puse a tejer, pensando si acaso mi chaleco negro estaba a mano para levantarme con al día siguiente.

Anoche Manuel decidió emprender un viaje, Manuel se fue.









Lorena Paz Díaz Meza


Texto agregado el 16-07-2004, y leído por 1835 visitantes. (19 votos)


Lectores Opinan
24-10-2004 Que cuento más entretenido, pero muy, muy triste. Mala hija - lo peor. Van mis 5* y felicitaciones. jorval
24-10-2004 Un cuento triste, que rescata la belleza de las lágrimas no derramadas y la pone en exposición. Me encantó. Vlad_Temper
18-10-2004 Me llevo a una especie de ternura nostalgica, no quite la vista del cuento hasta que termine de leerlo por completo... me gustó mucho lorena. felipegaldoz
13-09-2004 Sabes ?, este cuento lleva una musica nostalgica, tracendental y con un mensaje oculto de la realidad y sabiduria de la vida. Si creo que hace falta un poco en la afinacion de la narrativa...no mucho pero el toque del final "...Manuel se fue", solo demuestra tu espiritu sensible y, aparentemente la persona mas afectada fuiste tu y no los seres mas cercanos a Manuel. Bueno...son estas historias las que me gustan. Saludos !! Adrianu
29-07-2004 Este relato me ha emocionado sobremanera. No solamente el contenido, sino la exquisita forma de narrarlo. Es tan intenso que, conforme se lee, el corazón se va haciendo chiquito y el sentimiento grande. Manuel, el viejo, se le mete a uno en el alma y te hace vivir !Tantas historias reales!. Ese viaje no fue imprevisto. Fue madurando en un corazón censado de tanto recordar... Las estrellas son lo de menos. Bajaría el firmamento, junto con manuel montado en una de ellas. Besos. rodrigo
24-07-2004 ...Lorenap: Describes con detalle los avatares de los últimos de la vida, cuando además de mayores nos convertimos en reliquias incómodas incluso para quienes nos aman. Transmites esa impotente tristeza del no poder arreglar ni escapar. Logras remover así conciencias y llevar a la reflexión delicada e individual... Triste y hermoso, Lorenap! TE SALUDO: Luis Tamargo.- luistamargo
19-07-2004 ahhh...que triste, pero que lindo... aveces creo que uno no esta solo pero al final de mi ciclo se que la realidad va ser otra aunque me duela... congratulaciones*****!!!! Linx
19-07-2004 esta muy lindo sintetisas muy bien una historia que era dificil de contar en pos palabras, mis felicitaciones... juliojeda
19-07-2004 árido y resbaloso a la vez el camino que describes para el final de la vida de Manuel.Un bello final y una gran escritora que ya escribe con el corazón. leechong
19-07-2004 lo bueno delescrito es como desde inicio pones el problema,lo llevas...sigues con la trama y se desata al final esa continuidad es o mejor, la forma en como tratas el tema. (= aquo
18-07-2004 Gracias por invitarme a leer esta pieza. La he encontrado muy envolvente, los cambios de ritmo, la narrativa semi-lenta aderezada con líneas cortas y muy precisas de los varios personajes que nos presentas en el desarrollo lo hacen un opúsculo fácil de llevar, de leer, de sentir. Me ha gustado bastante la última línea, con la que rematas una obra redonda. El ciclo es siempre un estilo digno de leerse. Salud. espina
18-07-2004 Me encantó, no se me ocurre otra cosa que 'Gracias'. efreet
18-07-2004 Los viejos espacios de la tristeza, esos que hoy nos abren el futuro, no merecen lecturas críticas, ni formales, ni estilísticas. Será importante que guardes este relato en algún rincón querido (no olvides rodearlo con los perfumes que ahora mismo definen el aire de tus ojos). Y cada año, preferentemente en una mañana de sol, relee las tintas de tu mano, huele las hojas de tu cuento y observa (tranquila) la imagen que te devuelve el espejo. Mirá tus ojos en ese espejo y después (tranquila), si todavía existo en esta red absurda, hablame de cada una de tus lágrimas. Si no estoy no importa, hablá igual y, si tolerás la impertinencia de este viejo fabulero, agregá una lágrima por mí. Esa será la tristeza que comienza a vivir en tu cuento. ovich
17-07-2004 Bella narración, escrita con claridad y precisión. Conmueve la historia, a la vez que se disfruta relato. Shou
17-07-2004 Cuando llegamos a ancianos es difícil saber si nuestra propia familia nos acogerá, cuando somos jovenes damos lo mejor de nuestras vidas, después a vista y paciencia de todos somos material desechable, sin importar todo lo que hemos entregado en el pasar de los años,esto se dá en todo orden de cosas, en el trabajo,cuando llega la temible jubilación, en simples palabras "ya no es necesario" es "tiempo de descansar" transformarse en una carga para los seres queridos debe ser angustioso, me encantó tu relato, con palabras simples y naturales, me deja un mensaje profundo y conmovedor. Gracias. cafayate
17-07-2004 Me gustó mucho, es un tema bastante meditable al que por lo menos yo le temo (que me dejen cuando viejo en un lugar así no me gustaría para nada). Está muy bien narrado y su estructura me encantó, cuando lo terminé lo empecé altiro denuedo y el principio es igual al final, ese juego me gustó. No veo ningún pero, nada me sobró ni me faltó al leerlo, me envolví en el. Muy bueno. Gracias y saludos. andes
17-07-2004 Texto impecable de principio a fin. Es un cuento tan real como la vida misma. Muy bien redactado y con las ideas muy claras de lo que le quieres transmitir al lector, cosa que haces sin problema. Mis felicitaciones. Un saludo. SOL-O-LUNA
17-07-2004 Buen cuento muy bien escrito te felicito es muy bueno. fredonedi
17-07-2004 Me ha gustado mucho. Tu relato tiene calidad y calidez. Puestos a cambiar algo, quizá se podría sustituir el titulo, ya que si algo tiene ese viaje es previsibilidad, por algo parecido a "Manuel emprende el viaje". Pero, ya digo que el texto es precioso. sespir
17-07-2004 Qué narración más bella y triste, tan rápida y tan bien llevada, pero profunda y sistemática, sin dejar casi descansar al lector, ¡muy bien hecho! has hecho una magnífica lectura y luego el resultado está para chuparse los dedos...¡simplemente precioso! Un gran abrazo!! LoboAzul
17-07-2004 Te felicito, tu texto conmueve y escribes en foma fluida y directa que acapara la atención y el sentimiento. NINIVE
17-07-2004 Una historia triste, pero muy emotiva. La trama esta muy bien llevada y bellamente escrita. Te felicito. Raymond
17-07-2004 Que triste destino muy bien narrado existen esos casos y es terrible cuando uno se esta haciendo caso piensa ¿si me quedo sin nada adonde parare? gatelgto
17-07-2004 totalmente triste pero muy muy lindo wow me gusto tu cuento y 5***** korica
16-07-2004 Me ha encantado tu cuento. He llorado un montón. Es precioso. Un beso y mis estrellas onassis
16-07-2004 CIERTAMENTE, NO PENSAMOS HASTA QUE LO VIVIMOS LO DIFICIL DE ESTAS SITUACIONES DE LA VIDA.. ME A LLEGADO MUY ONDO, GRACIAS, POR TU SENCILLEZ Y REALISMO. UN ENORME SALUDO EDELWEISS
16-07-2004 Amiga: me has emocionado intensamente. Manuel. Se ha ido Manuel. Has pintado, magistralmente, el ocaso de la vida y cómo, hoy, es difícil o imposible "cuidar" a un anciano/a en la casa familiar. Te felicito por este cuento magnífico. Máximo islero
16-07-2004 Joder, lo dejas auno con un nudo en la garganta. Esta bien llevado tu cuento, aunque anuncais el final , el texto se desarrolla como un acordeon con su lamento.. un beso y un abrazo ruben sendero
16-07-2004 No soy nadie para decir cómo, mas admiro a aquellas personas que tienen visión de conjunto, idea, tiempo, modo y cierre. Es algo que tu texto posee. Excelente!! danielnavarro
16-07-2004 Que triste, esto pasa a diario, es una situación dificil... los ancianos... para allá vamos todos... Te quedó bien relatado... Estrellas... La_Pachamama
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]