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Me llamo Flint, - no mencionaré mi apellido por cuestiones obvias - ;
Y poseo un singular secreto. (Al menos, al principio eso creía.)

Mi vida habría transcurrido con normalidad hasta aquella mañana extraña de noviembre, que comenzó mi peripecia;
Debí ser consciente al instante de que algo extraordinario me iba a ocurrir pero, por aquel entonces, mi conocimiento no me permitía discernir mas allá de lo que podía percibir únicamente con mis propios y limitados sentidos

Para situarnos en antecedentes, explicaré que tanto mi nacimiento como mi juventud fueron de lo más cotidiano;
Vine al mundo arropado por una buena familia acomodada y fui el menor de cinco hermanos. Durante un tiempo conveniente estuve bien atendido por mis padres, hasta que un día se me acogió en otro seno familiar, por motivos que aún se me escapan;
Pero como siempre poseí un espíritu tranquilo y tolerante, mi adaptación se sucedió con normalidad acoplándome rápidamente a aquellos extraños, haciendo de sus costumbres las mías.

Con respecto a mi juventud, conservo variopintos recuerdos – que en la actualidad se me manifiestan notoriamente lejanos – pero en general, transcurrió con normalidad.
Mis días eran una mezcolanza de aprendizaje, juegos y largas correrías…
¡y aquellas estupendas siestas vespertinas!... ¡Dios, que siestas!...

Pero volviendo al tema que nos ocupa: De mi alimentación no considero nada necesario que reseñar, ya que me nutrí de forma adecuada y estoy seguro que mi dieta nada tuvo que ver con lo que aconteció después, como dije antes, esa mañana soleada de noviembre.
Aquel día, nada más despertar, observé algunos cambios notables traducidos a sensaciones desconocidas, que me confundían y alteraban, haciéndome pasar aleatoriamente a distintos estados de ánimo.
Pero el impulso mas fuerte que sentía era el de marcharme, abandonarlo todo…
Quizás presintiendo que algún suceso inhabitual estaba a punto de acontecer.

Así que en un descuido, dejándome llevar por aquel perentorio instinto, aproveché para escapar del domicilio sigilosamente y en pocos minutos me encontraba a una distancia considerable de lo que hasta entonces había sido mi hogar de acogida.

Me sentí libre, extrañamente libre aunque, al mismo tiempo, una sensación similar al pánico me atenazaba el estómago y me hacia apretar el paso continuando sin descanso mi alocada huida; Sin ni siquiera volver un segundo la vista atrás.
* Aclaración:
(Nunca guarde rencor a la familia que me acogió durante aquellos años, pero siempre me he preguntado el por qué no consigo recordar ni uno solo de sus nombres o incluso sus rostros.)

A media mañana, me encontraba tan lejos del que fue mi domicilio, que era incapaz de reconocer ninguno de los lugares por donde transitaba y agotado por lo frenético de mi escapatoria, decidí reposar en un callejón lo suficientemente oscuro y recogido para que me propiciara no llamar la atención. Allí me camuflé como pude entre cartones y bolsas de basura y poco a poco, el sueño se apoderó de mí.

El despertar, al cabo de unas pocas horas, me deparó la sorpresa más colosal de mi joven vida.

Al principio, no fui del todo consciente de los extraños colores que percibía y lo achaqué a que aún debiera estar medio dormido. Algo así como una de esas alucinaciones sensoriales que se tienen cuando se permanece en estado de ensoñación. ¡Pero al abrir completamente los ojos, aún fue peor!
Aquel callejón que a primera vista se me había antojado neutro y seguro, se componía de una variedad de colores tan distintos y chillones – indescriptibles para mí en aquel instante - que me lastimaban los ojos… ¡De ese modo, el lugar para nada me ofrecía la más mínima protección!
Completamente aterrorizado por aquella colorista visión, tuve la pretensión de salir galopando de aquella callejuela de pesadilla, pero con las prisas me desestabilicé torpemente y solo conseguí proporcionarme un fenomenal tortazo contra el duro asfalto.

Aún aturdido por el golpe, intente de nuevo situarme sobre mis fuertes patas, y fue justo cuando observe que ya no las poseía; Que en su lugar, mis extremidades traseras se habían alargado estrambóticamente, convirtiéndose en dos apéndices carentes de mi estupendo pelaje de invierno y ahora, además, eran de un extraño color sonrosado…
Mi sorpresa fue en aumento al mirar con espanto mis patas delanteras, que al contrario que las otras, se habían encogido significativamente, y mis antiguos dedos se habían alargado de un modo absurdo, perdiendo seguramente en el proceso mis magnificas uñas…
¡Y lo peor de todo, ya no tenia cola!...

Por ultimo, en mi mente, sucedió como un chispazo y la consciencia de mi mismo se instauró plenamente en mi cerebro;
Comprendí que en esas horas – aunque no supiera nunca el motivo de tan extraordinario acontecimiento – me había transmutado de “Flint, el Schnauzer” a “Flint, el humano”…

Al igual que en el resto de mi cuerpo, todas mis reconocibles partes perrunas se habían reconvertido, por ese proceso misterioso, en algo que me era tan ajeno como familiar.

A partir de entonces, mi vida cambió radicalmente.

No creo necesario aclarar que durante las siguientes semanas hube de aprender infinitud de nuevas habilidades, aunque pareciera que en aquella misteriosa transmutación muchas de ellas fueran innatas, como el aprender rápidamente a caminar a dos patas
– quiero decir, piernas - , el habla en el idioma local, el reconocimiento de la gama extraordinaria de colores, o simplemente multitud de normas sociales, por poner algunos ejemplos, que aún siéndome anteriormente desconocidas asumía con una rapidez y naturalidad vertiginosa.
Diré, sin entrar en multitud de detalles, que para la tercera semana del mes de febrero estaba tan bien adaptado a las características humanas, que incluso me ocupaba en un trabajo que realizaba a diario, disponía de una pequeña casa de alquiler, poseía tarjeta de crédito y permanecía a la espera de un préstamo bancario,- ciertamente a unas condiciones abusivas-, aunque también he de reconocer, que otros sentidos ampliamente desarrollados en mi anterior vida perruna iban atrofiándose, como por ejemplo mi olfato, que desde que me inicie en el vicio de fumar fue desapareciendo paulatinamente

Pero aún así, tal fue mi adaptación – y quizá influido por un oculto instinto primario – que comencé a plantearme seriamente la idea de que no hay humano que se precie que no dedique determinadas horas de su existencia, en algún momento de su vida, a una mascota de su elección; De alguna forma, por esto, me sentía incompleto, extraño, y la idea de adoptar a un animalito se enraizó fuertemente en mi pensamiento.
No hacia más que darle vueltas y más vueltas a esta idea, hasta que una tarde de marzo decidí finalmente acercarme a una perrera próxima, con el fin de encontrar una mascota adecuada a mis necesidades.

Aquella tarde, me pareció acertada la elección de una preciosa perrita de raza,
blanca como la luz, grácil como una mariposa y cariñosa como ella sola, a la que bauticé con el bello nombre de MO.

Y si bien es cierto que durante las primeras semanas de convivencia mi trato hacia ella fue exquisito, dentro de las normas mas sobrias y estrictas que se pueden observar entre dueño y mascota, he de reconocer que cada día se me hacia mas harto difícil mantener las distancias con MO.
Mi inicial y comprensible amor y ternura ante aquella entrañable perrilla, fue derivando en terribles sueños obscenos, deseos reprimidos y pensamientos envilecidos, que por mucho que tratara de disimular en su presencia, me acosaban sin tregua.

El desastre era previsible y no tardó en llegar.

Una mañana, acompañándola por el parque en su rutinario paseo y en el que yo la intuía especialmente atractiva, la tensión acumulada se cebó en mí y en un acto ilícito, seguramente proporcionado por la desesperación, intenté montarla tras unos setos de flores, junto al estanque de los patos…
Me acompañó singularmente la mala suerte, ya que una vecina que por allí paseaba con sus canes me pilló in fraganti al comienzo de mis sucios intentos, y rápidamente fui denunciado y citado en los juzgados al día siguiente junto con el abogado que me fue adjudicado para esta causa.

Llegué al juzgado sin apenas haber dormido en toda la noche, en parte por los nervios que me ocasionaba la próxima vista y por otra parte, la desazón que sentía por no saber más de MO, ya que desde la denuncia me había sido confiscada como medida preventiva.

Disponía de algunos minutos antes del proceso para comunicar con mi letrado y el estómago se me encogía solo de pensar que la única explicación que podría salvarme era haciéndole sabedor con toda sinceridad de mi turbio pasado perruno, cosa que hasta para mi, a estas alturas, se me hacia extraño solo hasta de pensarlo.
Pero firmemente decidí ser consecuente conmigo mismo, ayudado por el pensamiento de que si el hecho de querer sobrevivir en aquella sociedad humana conllevaba el lastre de mentir y perder hasta el último ápice de mis raíces, quizás no valiera la pena formar parte de esa sociedad.

Me armé de valor y durante algunos minutos que se me hicieron eternos, le conté “de pe a pa” mi verdadera historia a aquel letrado que me miraba con una cara completamente ininteligible para mí.

- Esta bien. Haga todo lo que yo le diga…- dijo seriamente cuando terminé-…No hable al juez, no argumente, quédese callado y sentado en el banquillo.

Asentí un tanto frustrado por no recibir ninguna muestra de comunicación de aquel frío abogado, ni de aprobación ni de desaprobación, pero me dispuse resignadamente a ponerme en sus manos.

El juicio transcurrió a una velocidad de vértigo y vino a ser, según recuerdo, algo así:

JUEZ:: Señor Flint. Se le acusa de una falta de zoofilia pública y otra falta de escándalo público, así como de un delito de maltrato animal. Si comprende los cargos que se le imputan conteste: “comprendo”.

LETRADO:: - en voz baja - (¡Conteste!)

YO:: Emm… si, si…comprendido..esto ¡comprendo!

JUEZ:: Letrado..¿Como declara a su cliente de los cargos mencionados?

LETRADO:: ( de carrerilla ) Mi cliente se declara inocente Señoría, y suscribe que debido a una enfermedad hereditaria que le produce episodios de enajenación transitoria, de la cual esta siendo convenientemente tratado, actuó de este modo antinatural, reconociendo de facto su mala conducta y otorga palabra leal de no reiterarla, o poner los medios necesarios para que no concurra, por lo que pedimos su libre absolución a todos los efectos desvinculándose de la totalidad de los cargos imputados.

JUEZ:: Oída la parte defensora y teniendo en cuenta que el señor Flint no consta con anterioridad en ningún archivo policial ni se le conoce causa alguna, y debido a las pruebas aportadas por la defensa en su favor, este tribunal propone absolver y absuelve al señor Flint de los cargos imputados, bajo firme promesa de no hacerlo nunca más.
Puede recoger a su mascota de la perrera municipal en un plazo no mayor de cinco días. Se levanta la sesión.

Abandonamos lentamente y en silencio la sala.

Cuando pude retomar mis nervios miré a aquel abogado que seguía impasible y acerté a preguntarle:

- Qué... ¿que ha pasado?... ¿Como ha podido creerse el juez semejante trola?

- ¡Bah!...- contestó sin mirarme -…está claro que nadie va a tragarse eso, pero es mi amigo desde hace años. Basta con que le haga un regalito en unos días y todos en paz.

- …¿y entonces usted?... ¿no creyó nada de lo que le conté…lo de mi vida?

- ¡Ah!..pero... ¡por supuesto! – contestó el abogado parándose frente a mi - …Mire señor Flint, me sorprendió mucho su sinceridad y he de decirle que es la primera vez en mi larga carrera que un primerizo me otorga una confidencia de ese calibre con toda la humildad con la que usted lo hizo. Hablar con mi amigo el juez fue lo mínimo que podía hacer por un hermano de raza…

Por cierto - continuó obviando mi asombrado semblante - Al Sr. Juez le agradan los grandes y jugosos huesos de ternera.

........


Me llamo Flint;
Y soy el orgulloso miembro más reciente de una sociedad secreta.





• Dedicado a Raúl-Josef Flint de Pedregosa y Alcántara, mi perro, que es mejor persona que muchos.-

Texto agregado el 10-06-2011, y leído por 541 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
02-08-2011 1* Aquenomepescan
19-06-2011 1* LACANIANO
12-06-2011 A MONROE ... LE ENCANTA, MIL SALUDOS, MIL .. CR, monroe
10-06-2011 Espectacular!!!! Da ganas de leerlo nuevamente.Impecable relato que atrapa desde el inicio.Mis sinceras felicitaciones!!! Vuelo de estrellas y un beso de luz, Ma.Rosa. almalen2005
 
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