Todos se enojan con los que no hacen nada, por eso no es nada fácil no hacer nada. Cuando no haces nada tienes que soportar a todos los que hacen algo, y prácticamente son todos. No puedes conseguir novia porque las mujeres primero preguntan qué haces y si no haces nada te vuelves feo. De ahí que los que no hacen nada sean así por necesidad, no por gusto. Por qué no haces nada. Ni siquiera lo sabes. Tal vez no haces nada sólo para molestar a tus padres, porque te gusta ser la deshonra, te gusta ridiculizarlos. Esos padres que querían que fueras un hijo modelo y te tenían todo el día estudiando, pues tienen el peor hijo del mundo: un inútil que no hace más que buscar un poco de alcohol y dinero para apostar. Pero no es fácil ser eso. Es más fácil trabajar, hacer algo por los demás. La sociedad lo exige así. Dependemos de la sociedad, y ellos, todos en conjunto, dicen lo que está bien y lo que está mal, y tú estás mal con esa vida licenciosa. Pero sabes que puedes seguir, por lo menos hasta que tengas encanto. Hoy me llegó a la mente una revelación. Que la naturaleza es tan sabia que uno va perdiendo el encanto a medida que la capacidad de sobrevivir va aumentando. Si llegas a viejo sin dinero seguro, estás perdido, olvidado. Así es esto. Alguien se va acercar a ayudarte sólo si hueles bien y tienes una piel suave y una nariz graciosa y algo. Yo todavía tengo eso, por eso sigo aquí, pero cuando pierda el encanto no sabré qué hacer, porque no sé hacer nada. Para mí luchar por la vida es inconcebible. Las personas que luchan por la vida para mí ni siquiera son humanos. Es la necesidad. La necesidad hace que todos hagan lo que no quieren. A veces es mejor empezar desde temprano y acostumbrar el cuerpo, hacernos mecánicos, la mejor opción, tal vez. Pero yo no puedo estar tanto tiempo recibiendo órdenes. Ya obedecí mucho cuando era pequeño a los idiotas de mis padres. Ahora que el mundo trabaje para mí. Hay comida en la basura, pero yo quiero comer con los ricos en la mesa.