Noche de escarcha en para brisa, callejuelas de blanco negro en niebla; Marco va de las sombras a la luz, de la luz del farol a las sombras; La noche lo espera como siempre y resigna solicita el paso irreverente de su lacerado corazón envuelto en el anonimato de una bufanda gris; la luz roja de un portón ilumina por segundos su rostro marchito para luego desaparecerlo en fantasías de felicidad y ahogo de angustia; veinte dólares por un poco de placer y una limosna de amor fingido además de un vaso de whisky barato.

¿Por qué lástima tanto el olvido? se pregunta Marco mientras escurre el elixir del olvido en los labios. Entre suspiros clama el auxilio del olvido y le asiste el recuerdo mientras la reinventa en aventuras de terciopelo y camas rosa; ¡un vaso más!, ¡el último para el frio! Grita, mientras se ahoga en dolor.
Como siempre Marco no se querrá ir, lo tendrán que echar; y se ira de ventana en ventana, al suelo y al poste del farol, mientras la noche lo dejara pasar entre escarchas de las sombras a la luz, de la luz a las sombras para desaparecerlo entre tonos de negro y gris.