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El hábito (X)

La he visto pasar varias veces, siempre como "alma que lleva el diablo", a la carrera... Pareciera que no quiere que se den cuenta de que va a algún lado, pero es imposible no darse cuenta: a deshoras de la noche, una monjita vestida con ropa de calle, sin ser la madre superiora y sola, no puede uno más que pensar que va hacer o a llevar un servicio espiritual... pero luego entra en ese hotel.
Me dio mala espina desde el principio y después vi que la seguía la madre superiora. Me dije:
"Aquí hay gato encerrado... ¿qué tanto trajín se traen estas mujeres?"
Luego vi venir a los tres y al tipo ese como niño regañado. ¿Pos qué se traen? ¿Qué tanto mitote? Y pos uno no quiere ser mal pensado pero, me dije, seguro es un enredo muy grande, pues a pesar de que estaba oscuro, la madre superiora se notaba molesta, desencajada... Pos esto no está bien. El mundo anda de cabeza. Pa´ mí que anda metida la monjita con el amigo ese y la madre superiora los cachó en amasiato...
Pero lo extraño es que luego los vi venir: la monjita traía arrastrando al tipo ese que seguía en actitud de perro regañado. ¡Ave María Purísima!, qué cosas están pasando en el mundo. Eso sí ya no tiene duda. ¡Ey!, de seguro andan en malos pasos. El joven este se va a condenar por andarse metiendo con las cosas de Dios, y peor la monjita, por no respetar sus votos. ¡Qué cosas! El mundo de cabeza...
"Lo que llega uno a ver de viejo -pensaba el viejo velador mientras se quitaba el frío frente a la fogata encendida con pedazos de madera, desperdicios de la obra-. Este señor está raro. Digo, algunos clientes son extraños, pero éste se pasó. La monjita viene y se mete a su cuarto y hace un escándalo de los mil demonios. Todo mundo se dio cuenta que andaban haciendo cochinadas y yo... ¿no le dará vergüenza que sepa que anda de canijo con una monjita? ¡Qué cosas ve uno en estos trabajos!
"Y luego regresó otro día. No se quedaron conformes con una vez, ya la agarraron de diario y, el colmo, los descubrió la madre superiora y vino a hacer bulla nuevamente. ¿No les dará pena a los tres? Al señor este por no respetar a una monjita; a la monjita por venir a meterse al cuarto de un hombre; y a la madre superiora por andar cuidando y siguiendo a una de sus monjas... ¡Fuiii...! ¡Qué cosas, de veras qué cosas! Y ahora, ¿qué harán? ¿Qué irá a pasar con la monjita y este señor? Qué dizque periodista... ¡habráse visto tales cosas...!"
Hacía estos juicios el joven recepcionista mientras veía pornografía en la computadora del hotel.
"¡Ah, caray! Lo he visto todo a lo largo de mi vida como cantinero. Juraría que esa mujer que entró con este tipo es monja: la falda que trae, el corte de pelo... ¡vaya, vaya!, quién me diría que este día iba a ver algo así", sonrió y rió para sus adentros.
"Mira nada más: baila como cucaracha ebria. Parece ser que la monjita no está acostumbrada al alcohol, porque se anda cayendo y el señor este, que mejor no se la lleve, para evitar el ridículo".

Continuara...

Texto agregado el 28-08-2011, y leído por 113 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
29-08-2011 No tardes en el siguiente capítulo. kone
 
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