Caminando bajo este cielo gris
en la puerta - casi- de mi hogar
volví a verte, sentada ahí..
puede, dios no querrá, mirándome pasar.

Y, ya ves, tonta de mí
sin motivo alguno, sin atreverme quizá...
sin pretenderlo siquiera volví a sonreír,
regalándote de mi pecho el compás.

Quererlo no es suficiente así,
pasan los días y vuelvo a volar
entrelazando mi alma en tu pelo marfil,
soñando dejo la realidad atrás.

Me despierto imaginándote aquí,
abrazo tu olor en la almohada
deseando que puedas un día venir.
Tal vez... esto sea irreal, el tiempo dirá.