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En honor a mi hermana mileidys Stella Ruiz rodríguez, quien me enseña día a día usando su abrumador silencio y pinceladas de sus ojos , que las limitantes están en la mente, sobre todo de aquellos que creen tenerlo todo no tienen nada, y no en los sentidos, porque aun yo teniéndolos todos o eso creo, y ella solamente tres, muchas veces por no decir siempre, no lo logro igualarla,
Un ser lleno de ganas de vivir como nadie que enfrenta su silencioso e inquebrantable destino cada día en medio de una destellante sonrisa, una persona abarrotada de talento como de humildad. La cual valora sus limitaciones en vez de satanizarlas, y que entiende con tanta facilidad, eso que a muchos se nos escapa, la esencia de esta vida.




















Corría el año de 1990, la selección Colombiana de futbol, liderada por el estrafalario pibe Valderrama, llenaban de ilusión al pueblo colombiano, con aquel heroico empate, en el mundial disputado en Italia. Ante la invencible Alemania. Que a la postre sería el equipo que ganaría el mundial. Yo en aquella época de billetes rojizos de 100 pesos, decorados con el rostro del libertador bolívar, era un niño de 5 años, mileidys mi hermanita el centro de esta accidentada crónica. A quien la vida le negó los sonidos o más bien que aun no se lo ha prestado, tenía 3 añitos para ese entonces.
Recuerdo claramente como el país, al tiempo que estaba alegre irónicamente días después lloraba por el asesinato del caudillo galán, un liberal de racamandaca, usando una palabra acuñada en mi fría tierra cundiboyasense., todos gritaban, Gaviria! Gaviria! después del magnicidio. Por que el hijo del difunto dijo: voten por Gaviria. Quien tiempo después asumiría la presidencia, en un carambolaso que aun muchos no entienden, para ese mismo año los grandes carteles de la droga gobernaban desde la clandestinidad, liderados entre otros por el más popular y tenebroso de todos “Pablito”.
En aquel año 90, Mi hermana y yo pasábamos horas y horas en el humilde patio de nuestra casa, jugando bajo la infinita sombra del envejecido árbol de guanábana, el cual con sus caribeños y eternos olores, perfumaba suave, pero profundamente todo el diminuto e inigualable lugar. Al tiempo que un par de gallinas gordas y grisosas, seguidas por unos cuantos miedosos y bulliciosos pollitos, escribían la inolvidable banda sonora en cada atardecer, utilizando las patas y sus agudizados picos, en la tierra, como buscando respuestas a su deliciosa corta y cruel existencia.
Mily era muy delgada, de piernas imprecisas en su incontrolable andar, además de morena como la última gota de la más oscura de las cervezas, y calvita por culpa de una de esas plagas que atormentan a los niños arrasando con su sangre. Mily intentaba reírse cada vez que yo le arrojaba flores del árbol de las divinizadas e ilusorias guanábanas, pero su risa no era más que escandalosos alaridos inconclusos, con los cuales yo me deleitaba profundamente al ver su universal alegría. Al tiempo que ella también me arrojaba de las mismas flores, intentando pegarme, pero rara vez lo lograba.
También buscábamos lombrices, para después supuestamente cocinarlas acompañadas con manotadas de viscoso fango, haciéndolo en forma de yuca o papa, en las fantasiosas estufas de ladrillos viejos y pedazos de vela sobrantes, de los tantos apagones de pioneros, aquel atrincherado barrio en cual se quedo con un retaso de mi alma. Además veíamos los pequeños pescaditos oscuros a los que nuestro padre, llamaba huevos de mosquitos, danzar dentro del agua de la profunda alberca de forma ensayada, día tras día, sin jamás agotarse, al tiempo que los tímidos rayos del sol de forma intermitente se zabullían en el vital liquido, después de cruzar y colonizar el guanábano. Rayos del sol que se ahogaban de manera apacigüe mientras contemplaban la danza de los peces, chispazos de sol, que aceptaban la muerte con los brazos abiertos, entre las grietas de las verdosas paredes.
Recuerdo que siempre cuando mily usaba sus alaridos que solamente yo entendía, mama la regañaba, tratando de manotear, buscando decirle silencio, con sus arrugados y jóvenes dedos, pero mi hermana poco le entendía y seguía sin controlarse, Nuestra madre una mujer del interior del país exactamente de Boyacá nos impedía salir a jugar a la calle en aquella sofocante y ruidosa Sincelejo.
Una tarde cuando llegue de la escuela encontré a mi mama y a mi papa llorando abrazando a mi hermana, y yo totalmente desconectado de la situación en medio de mi inocencia pregunte: mami que pasa, y mi mama una joven bajita y blanquita de cabellos largos y negros, me dijo: hay mijito, tu todavía no entiendes estas cosas, al tiempo que acariciaba mi rostro, sembrando con sus uñas retazos de lagrimas en mis mejillas. Pero te voy a contar, lo que pasa es que tu hermanita mileidys nunca va a poder escuchar, tiene sordera profunda, en ese instante sentí como mi madre se derrumbo sin moverse. El término sordera profunda para mí era tan ajeno, igual que paz en un convicto, pero sentí la gravedad de la situación, porque hasta mi papa, un señor delgado moreno alto con cabello afro, el cual siempre se mostraba muy fuerte igual que un imponente roble, se veía rendido y con su mirada doblegada en el piso de cemento de nuestra humilde pero impecable sala.

Años después, en 1994 para ser exacto, nos mudamos para Bogotá buscando soluciones clínicas para mi hermana , o bueno eso decía mi madre en aquella época , a mily ya la sordera le empezaba a forma conflictos internos, se torno rebelde y aislada, para aquellos días yo estaba en tercero de primaria, Ernesto Samper asumió como presidente de Colombia, gracias, según algunos sectores opositores, al dinero del narcotráfico, claro que el señor Samper, siempre dijo, que ese elefante había pasado por su espalda que ni lo vio, ni lo sintió y hasta el senado le creyó y lo absolvieron. Después acusaron a un señor apellido botero, familiar del aclamado pintor, quien después dijo, que Samper si sabía todo lo que había ocurrido. Todo esto después de una presidencia agridulce del suertudo Gaviria. Ese mismo año, Colombia decepcionaba en el mundial de futbol de estados unidos con el autogol de escobar y las derrotas ante el local usa y la desconocida Rumania, también los narcos atemorizaban a Colombia, con los inolvidables carros bombas, con todo y que ya habían matado al famoso Pablito mientras comía unas pasta frías muy lejanas de su incalculable fortuna.
En Bogotá vivíamos en el 20 de julio en una piecita de pisos y techo de madera el cual nos protegía medianamente del inquebrantable frio. Mily y yo casi no éramos amigos, los conflictos propios de hermanos de edades parecidas, se acentuaron sin a esto sumarle sus dificultades de comunicación. Papa y mama trabajaban todo el día y solo los veíamos tarde en la noche, yo cocinaba nuestros alimentos, después la llevaba a la escuela pero esa magia de años atrás de a poco moría entre nosotros.
Una noche de sábado mis padres salieron para una fiesta donde unos amigos mily y yo estábamos forcejeando para adueñarnos de la cama des nuestros padres, en uno de esos forcejeos la tire de la cama , en ese mismo instante escuche un grito ensordecedor que paralizo mis sentidos, me tire de la cama, llegue hasta donde estaba tirada ella, y vi como uno de sus huesos rompió la carne de su brazo izquierdo, en ese segundo mi vida murió, Salí corriendo tratando de hallar ayudas en alguna de las otras piezas que conformaban la vecindad, una señora gorda mona de ojos cristalinos escucho mi lamento, y grito que pasa chino! Y respondí mi hermana doña Claudia se cayó de la cama, y se lastimo el brazo, todos los habitantes de la entristecidas habitaciones salieron. En minutos ya mily estaba en un taxi rumbo a la clínica, doña Claudia partió con ella y yo quede en casa esperando la más oscura de mis suertes,
Días después mily llego, a casa acompañada por mis padres, yo esperaba que mi hermana me delatara pero no lo hizo y como yo siempre dije que ella se había caído sola simplemente me salve, aun no entiendo porque mily oculto la verdad, debió haber sido por los viejos tiempos. Desde ese día mi hermana y yo volvimos a unirnos como nunca, tiempo después ella desarrollo un increíble talento por la pintura y la escultura que la llevo a sobre salir siempre en su colegios,
Pasaron los años y la rutina de la vida nos absorbía con toda su frialdad, hasta que ocurrió el evento que cristalizo nuestra existencia, y que da origen a este pequeño homenaje entre letras, corría el año 2000 y ocurrió la misma escena de una década atrás, mis padres abrazando a mi hermana yo llegando del colegio y mi madre llorando fuertemente, como aquella vez hacia ya varios años. Pregunte, madre que te pasa, y ella sin titubear respondió, la sordera de tu hermana no era profunda, como habían concluido los estudios médicos anteriores, la sordera de tu hermana era parcial y tenia cura por medio de una operación, claro solo si realiza a temprana edad, ya en estos momentos la operación no sirve para nada, los médicos se equivocaron y hasta ahora se dieron cuenta.
Todo lo dicho por mi mama marco nuestro rumbo, y los negligentes médicos, marcaron el de mi hermana o quizás no, pero ella no se dejo vencer, alzó su cabeza y con mucho sacrificio, algo rutinario y ordinario en este país, agarro el toro por los cuernos, nos mostro de que madera esta echa, se enfrento a la vida, al destino sus afanes y los venció, Y si es verdad que muchas noches su llanto, muy lentamente lavo la nostalgia por no tener ese privilegio de escuchar los sonidos de amanecer o tal vez los del mar en fin, lo que le permitió perdonar a los provincianos médicos y su inexperta opinión.
Mileidys Stella Ruiz se graduó de bachiller con honores en diciembre del 2010, es una excelente artista plástica sus manos cantan por ella, hermosas melodías en cada una de sus obras, además diseña vestidos de novia, en otras palabras es más capaz que cualquiera, mily poco a poco se adentra hacia su futuro en donde estoy seguro también triunfara,
Es mi héroe, mi norte, Mi presente y mi estrella a seguir en medio de este agónico mar de asfalto.







En honor a mi hermana mileidys Stella Ruiz rodríguez, quien me enseña día a día usando su abrumador silencio y pinceladas de sus ojos , que las limitantes están en la mente, sobre todo de aquellos que creen tenerlo todo no tienen nada, y no en los sentidos, porque aun yo teniéndolos todos o eso creo, y ella solamente tres, muchas veces por no decir siempre, no lo logro igualarla,
Un ser lleno de ganas de vivir como nadie que enfrenta su silencioso e inquebrantable destino cada día en medio de una destellante sonrisa, una persona abarrotada de talento como de humildad. La cual valora sus limitaciones en vez de satanizarlas, y que entiende con tanta facilidad, eso que a muchos se nos escapa, la esencia de esta vida.

Texto agregado el 09-09-2011, y leído por 138 visitantes. (0 votos)


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