| Desnudes  159  PALABRAS
 Sólo tumbas, silente y calladas,
 Mis lilas enfermas, agonizan,
 En cálidos suspiros profundizan,
 Azucenas, perecen degolladas.
 
 Sin luceros, fronteras, horizontes,
 No hay arrebol, jamás un cielo.
 Inmensa vastedad, causa miedo
 Fieras, rondando por los montes.
 
 Tarde solitaria: ¡OH! Tarde queda
 Envuelta en tinieblas de la noche,
 Acompaña los campos y los montes,
 Piensa que en algún árbol se enreda.
 
 Al suceder esto,  hay un quejido
 Vagando por silencios de la pampa,
 Donde suave rumor, jamás le faltan;
 Un retozo del viento, un alarido.
 
 Poco a poco, se muere la tarde,
 Sólo el viento escucha su lamento,
 Brinda el éter, con afán sediento
 Cuando descarga su sutil bagaje.
 
 En la profundidad de la tumba
 Cubre su cabeza laude fría
 Del viento los quejidos que traía,
 El frío responsorio ya retumba.
 
 A lo lejos, sobre aquel celaje
 El sol, sus reflejos no nos miran,
 Envidiosa noche se aproxima
 Buscando las guedejas de la tarde.
 
 REINALDO BARRIENTOS G.
 
 Rebaguz
 
 
 
 
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