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Inicio / Cuenteros Locales / tkm / la pucha que vale la pena estar vivo

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PRIMERA PARTE
Estaba tirado en mi cama, era un sábado más. Sin compañía, aburrido con una amiga. Mi soledad. En realidad yo lo había decidido así, querer vivir solo desde pendejo era mi sueño…
Sonó el teléfono y como era de costumbre no le lleve el apunte, es lo que intente, insistió tanto que me termino ganando por cansancio y atendí!! No!!! Era mi amigo de toda mi infancia, Rubén. Nos habíamos dejado de ver hace mucho tiempo, se consiguió una minita y como les pasa a todos, se corto.
El motivo de su llamada no era para sorprenderme, a Rubén no le duraban mucho las chicas, era poco caballero, no le importaba mucho si la otra persona estaba cómoda, es mi amigo pero por eso no deja de ser egoísta; mas con la gente que quiere. No se da cuenta. El atorrante quería disfrutar de una noche de solteros. Me quería llevar a una fiesta en donde supuestamente asistirían la gran parte de nuestros compañeros de la segundaria, supuestamente porque todos te dicen que van, se comprometen y después no aparece ninguno, igualmente no es para enojarse; cada uno hace su vida como puede y como quiere.
Le dije que si, total una fiesta mas una menos, fui a un montón cuando era pendejo. Ja tampoco era tan viejo pero creo que hay una etapa en que esas jodas entre amigos o compañeros se las disfruta mas y se las recuerda de otra manera, las ultimas veces que Salí me sentí fuera de tono. Con el lugar, con la gente. Quizá será porque la gente ya no es la misma… es así, este siglo los chicos usan la ropa de los grandes, y los grandes se comportan como los chicos… las fiestas no dejan de ser patéticas, no se porque se le llama fiesta a esas reuniones en donde lo único que se hace es estar sentado comiendo o tomando algo hasta que te das cuenta que no te podes parar solo.
Después que corte con Rubén, entre a la ducha a darme un bañito de inversión, pero como era de costumbre ese calefón sacaba las ganas de bañarme. El agua estaba helada, la semana pasada había llamado para que lo vengan a ver, pero pareciera que vivo en el fin del mundo porque nunca nadie viene a mi casa. Recuerdo la ultima vez que llame a un electricista, me jodio la luz del pasillo y nunca mas volvió. Mi baño fue corto, Salí rajando. Con solo escuchar el viento en las ventanas me provocaba escalofrió. Me puse una camisa de bambula que hace mucho que no usaba, blanca, con un bordado celeste; un jeans gastadito que me había regalado mi vieja para mi último cumpleaños, estaba de estreno, nunca lo había usado. Me parecía muy de vestir. Cuando mama me lo regalo recuerdo que me encanto… duro poco ya que la primera vez que lo use me gastaron toda la noche, se te marca la cola. Estos pibes envidiosos, la tengo clara que las chicas me miran. Pero a esta manzana hace mucho que nadie la compra. Tire mi placar abajo y todavía no sabia que campera ponerme, iba a ir en la moto, algo me tenia que poner, esto me pasa por vago; hace una semana tendría que haber sacado la ropa de invierno. Pero viste es como dicen todos. … el frio me da fiaca…
Una vez en la calle logre divisar como siempre a la vieja de enfrente pegada contra el vidrio, que por cierto no le vendría mal una lavada. Dentro de poco se le van a caer los ojos a la vereda a la vieja. Recuerdo cuando recién me había mudado, se me paro en la puerta con un budín de pan, esperando que la invite pasar para ver la decoración de mi casa. Que con quien vivís, porque estas solo… esas preguntas si que ponen nervioso. Disimule que no la vi y arranque la moto y me fui. Pase por la casa de Rubén, la verdad que estaba re coqueto, esta bien que se arregle ahora, antes estaba mas gordito y por mas que se arreglara los pibes no dejaban de ser crueles. Subió a mi pobre ciclomotor que se hundió cuando sintió el peso de Rubén acompañado de un gran abrazo. Es lindo que te queden esas amistades, porque una vez que empesas abrir caminos en tu vida se va perdiendo toda esa gente. Quizá sin darte cuenta, quizá apropósito porque ya no las querías ver más. Pero que noches tristes no anhelas a todos esas personas que compartieron un tiempo con vos no se puede negar.
Llegamos!! Mucho salón para la poca gente que seguramente iba a concurrir. Entramos. Como no era extraño en mi amigo, se abalanzo sobre las mesas buscando algo para comer, es para que aplaque todo el alcohol que pensaba consumir, no era un borracho sin causa… El tenia causa. Que sus hermanos le hallan dado la espalda mucho tiempo era un motivo de sobra. El ser tan egoísta no lo dejo ver realmente quien estaba a su lado. Yo entre haciéndome el facha, no se si para estar con una chica pero me gustaba. El salón mas vacio no podía estar, en las puertas de los baños alcanzaba a divisar al grupito de tercer año que se la paso todo el segundario chupando las medias de algún profesor, estaba bien, cada uno pasaba los días como quería, yo se las chupaba al de filosofía… que buena materia. Aun lado de los parlantes estaba otro grupito, estas eran las de segundo, una mas gato que la otra, te miran y ya te sentís en pelotas. A mi por lo menos nunca me gustaron las cosas fáciles y mucho menos las mujeres; lo que no se lucha no es bien ganado. La noche transcurrió lentamente, me cruce con un par de conocidos que tenía ganas de ver. Cada uno conto su vida, después de cinco años había mucho que contar. Algunos ya estaban juntados, otros con hijos y bueno que decir, separados solteros y con hijos que son mas maduros que ellos mismos. Yo conté la historia de mi simple vida, la verdad que no se si me estaban cargando o que, pero a todos les parecía fascinante que vivo solo desde que termine el segundario, que no veo a mis viejos hace dos años; que estoy mas solo que un punto dibujado en una hoja en blanco, que estuve apunto de juntarme con una zorra que me engaño. Que me enamore una sola vez y no se dio, que trabajo en una fabrica de mierda. Si, una porquería. Esa es mi vida, con esa frase concluí mi relato y me fui a tomar algo porque acordarme de todo eso no me puso muy contento. Fueron etapas difíciles, creo que hasta este día no las había superado.
Para cambiar un poco el clima me puse a bailar solo, en otra época solía hacerlo siempre. No era el payaso de la fiesta pero estaba cerca. Mayormente confundían mi baile con la danza de un borracho, eso si que me causaba mucha gracia. Nunca fui de tomar. Quizá los últimos consejos que me dio mi viejo me sirvieron de mucho… tampoco era algo que me costaba, los consejos sabios siempre son bien recibidos. Bueno finalizaba la noche, bastante tranquilo todo para mi gusto, hasta que… una loca me dio un cachetazo, casi la mato. Para que viene en mini si después no va a querer que los tipos le levanten la pollera, lo peor de todo es que yo no fui. Después de una larga discusión termino pidiéndome disculpas. Pero que se valla a cagar yo me voy a la mierda, se canso el boludo. Agarre mis llaves re caliente y llegue a la puerta, ya me iba, cuando logro divisar que cruzaba la calle la flor mas bella que podía crecer en este crudo invierno…
Unas sandalias que la hacían aparentar mi altura, un vestido que apenas dejaba ver sus rodillas. Un sereno escote que no podía ocultar su provocadora delantera. Labios pulposos, nariz levantada, no se si por alguna cirugía, pero que le quedaba bien no cabían dudas, esos ojos que solo transmitían una sensual simpatía… Sinceramente ya sabía lo que debía hacer; seguir mi camino. Una mujer así jamás se fijaría en mí, en ese momento no me sentía menos, pero pasar por tantas experiencias desagradables no me daba muchas esperanzas, además no venia de mi mejor noche, el cachetazo aun me dolía.
En realidad no se si me dolía el cachetazo que recibí esa noche o los que había recibido en la vida, siempre fui una persona positiva quizá esa vuelta de cara te obliga mirar a un costado que hasta el momento no teníamos en cuenta.
Estaba llegando a mi casa, trataba de no pensar en nada y solo sentir el viento golpeando mi rostro, eso era lo que mas me gustaba de mi moto en los días tristes. Me subía y me olvidaba de todo, por lo menos un rato. Cuando entre lo primero que hice fue sacarme las zapatillas y tirarme en la cama, mientras mis ojos no paraban de verla en todas partes, me sentía un pelotudo. No estaba acostumbrado a sentir estas cosas. Como conté me enamore una sola vez y la verdad que saber que la otra persona no te corresponde es el sufrimiento mas triste, saber que esta tan cerca y no podes acercarte, saber que la amas y no te corresponde. Algo dentro de mí me decía que tenía que volver a buscarla… y lo hice. Cuanto mas cerca de la fiesta mas latía mi corazón, mis manos sudadas dejaban al desvelo mis nervios, que le voy a decir?, me enamore de vos?... no era tan fácil. Como se puede enamorar alguien en una noche?, va en un tercio de minuto que fue lo que tardo en cruzar la calle, muchas preguntas y pocas respuestas se mesclaban en mi cabeza, el solo echo de imaginar que me corte la cara ya me estaba avisando de una semana de depresión.la soledad era lo que me gustaba realmente, pero el amor es distinto es estar constantemente de una persona que no tiene ni tu sangre, es pensar si esta cómoda si le falta algo si te quiere si esta contenta si se aburre con uno, si tiene ganas de estar con vos como vos con ella, si cada vez que te dice te quiero es cierto o lo dice para conformarte, si soy una una persona un poco insegura también, pero el amor no es solo sexo y diversión. Es esperar cada instante por esa persona, es tenerla siempre presente el la mente y en el corazón. y tantas cosas mas que ya ni lo recuerdo. Llegue. Mis piernas flaqueaban y no me dejaban bajar de la moto, decidí quedarme afuera a fuerza de voluntad, el aire fresquito iba a airear mis ideas. Me iba a dar tiempo para pensar que decir y como hablarle. No podía dejar que se diera cuenta, el aire fresco quizá me ayudaría a calmar aunque sea un poco. Se ve que a ella también le gustaba el aire fresco, porque estaba ahí, junto a la puerta, solo para mí. Pareciera que me estuvo esperando… conté hasta tres y me acerque, un hola no seria suficiente; tendría que preguntarle algo para sacar conversación.
Esa noche no paro de hablarme y esa noche me di cuenta que era la mujer que tanto me hacia falta; desde ese día no dejamos de vernos, no podía dejar de verla. Simplemente llenaba mi existencia, era bella, bella por dentro y por fuera, Virginia saco lo mejor que había en mi, cosas que no sabia que tenia para dar. Quizá en estos años me había olvidado que se podía ser tan feliz; llego un momento en el cual quería dormir con ella todas las noches, hacerle mimos, tenerla conmigo. Simplemente eso. Pero ya no fue posible después del accidente; es así las cosas suceden tan rápido que no te da tiempo a detenerte. Hoy estas, mañana no estas y todo a tu alrededor sigue igual. Aveses aceptas que las cosas cambiaron. Ya sea para bien o para mal. Pero que sucedería si nunca asimilamos lo que somos y lo que dejamos de ser… podríamos volvernos locos no? Si, por volver a ser otra vez.

Hay personas que se perdieron, se olvidaron de un pedacito de vida. Encontrar la pieza que falta no va hacer fácil, es doloroso saber que no estamos en el momento justo y en el lugar indicado…















SEGUNDA PARTE
Ese día Virginia se despertó temprano, estaba nublado; la semana anterior el sol los había ahogado a todos y eso significaba que la lluvia no se encontraba lejos. Antes de bajar los pies de la cama le dio un fuerte beso a Hernán, tres años juntos no eran pocos. Ella sentía que todo iba bien, existieron tiempos mejores, pero bueno por ahora no se podía quejar. El siempre fue muy bueno con ella, lastima que las obligaciones siempre los había alejado aun costado del camino. La casa más el trabajo muchas veces nos hacen dejar de lado aquellas cosas que realmente son importantes, siempre una excusa nos mantiene lejos y así se va perdiendo lo más importante, nosotros mismos. Bajo las escaleras y como de costumbre antes de entrar al baño se dirigió hacia la cocina a poner la pava, quizá para sus mates diarios que ya eran una costumbre, cuando era chica acostumbrada por su mama que rutinariamente antes de lavarse los dientes hacia lo mismo. Ese día tenía algo de especial, los padres de Hernán conocerían su morada. De tras de esa sonrisa se escondían muchas preguntas, ya que la situación a pesar de la ocasión era extraña, su gran pregunta era; cual fue el motivo que los padres de su marido decidieron conocer su casa después de tres años. Nunca tuvieron curiosidad por saber con quien compartía la vida su hijo… en el fondo ella bien sabia que el nunca tuvo una relación fluida con sus padres, los días festivos la pasaban solos y los llamados diarios no existieron. En realidad pareciera que Hernán hace mucho tiempo que no estaba con Virginia. Y con quien estaba?
Virginia tenia una fuerte personalidad, era blanco o era negro; pero lamentablemente la vida de su marido cada día se tornaba mas misteriosa completamente llena de matices. Nunca le hablo con seriedad de su familia. Quizá no tuvo mucho tiempo para hacerlo. Viki no sabia ni el nombre de los suegros, será cierto entonces cuando dicen que una persona por amor calla y no pregunta muchas cosas. Igual así paso toda la tarde dejando reluciente cada rincón de la casa, le gustaba mucho decorar y hacer cosas manuales, aveses pensaba en retomar sus estudios pero había algo que no la dejaba avanzar. Un perfume floral se podía sentir de cada habitación.
Las nubes en el cielo no dejaban ver la luna que anunciaba la noche, el día se había ido rápido; estaba acostumbrada a estar sola, el trabajaba mucho y le quedaba poco tiempo para el amor. Llego; solo la miro con una mirada fría y subió a su cuarto.
El reloj cantaba las diez, y el timbre anunciaba la llegada de los visitantes. No paraba de sonar, una vez, dos veces, tres veces. Basta!!! Grito fuertemente Virginia.
-amor abre la puerta!!!
- amor deben ser tus padres!!!
-amor?... Hernán?
Ok, abro yo, quizá el también estaría nervioso como ella. En el ultimo tiempo se la pasaba mas en el trabajo que en la casa, llegaba muy tarde; aveses trataba de esperarlo pero el sueño la vencía y cuando despertaba en mitad de la noche el estaba allí, abrazándola como siempre. Pero algo ya no estaba bien, el dialogo era poco y las demostraciones de amor eran menos. Una vez frente a la puerta respiro profundo hasta llenar su estomago de aire para luego abrir la puerta.
Una recuerdo ajeno recorría su cabeza en ese segundo, una sensación se familiaridad que nunca había sentido antes. Parecía que las personas que venían no eran tan extrañas como ella lo pensaba. Sus ojos parecían haber vuelto años atrás, veía cenas compartidas, discusiones y charlas agradables. Se sentía confortable y contenta, son esos instantes en que las personas tienen la facilidad para recordar todo un siglo en un instante, recortando las cosas tristes y dando a luz esos momentos felices. Quizá estaba imaginando todo lo que sucedería después de la gran comida que había preparado para pasar una noche tranquila que los padres de Hernán.
Sintió un abrazo fuerte que no le permitía respirar bien. Virginia!!! Grito José. Como estas Virginia?... probablemente Hernán había hablado con sus padres y les conto de mi. Como podía ser que sepan todo, se manejaban en la casa como si visitaran todos los días. Estaba muy confundida, Hernán no estaba en la mesa. Sin saber como excusarlo solo dijo que estaba cansado mientras subía las escaleras. Al entrar al cuarto pudo verlo recostado, parecía dormido. Dale amor, tus padres están abajo, no me hagas esto, baja a comer hoy. Hace mucho que no comemos juntos, hace mucho que no hacemos nada juntos. Siempre hay cosa antes que nosotros, ya no se si existe el nosotros.
Virginia tenía una desilusión tan grande en su interior. La vida le había puesto pruebas difíciles en su camino. Pero cuando los problemas son compartidos uno se imagina que podrían resultar más fáciles, esta vez no fue así. Cada vez se sentía más sola, más triste. Parecía que estaba conviviendo con alguien que no existía.
La noche siguió su curso sin la presencia de Hernán. El aire se cortaba como una de papel, nadie hablaba, nadie comía. Tenia ganas de preguntar tantas cosas. Tantos años de nada. – como te estas arreglando sola, pregunto Claudia.
Una leve sonrisa se dibujo en su rostro y contesto como una loca enfurecida, NO ESTOY SOLA, toda nerviosa. De repente un golpe fuerte se escucho del suelo, José dejo caer su silla, con esas tiritas coloridas que colgaban al rededor de un almohadón. Ese día Viki se levanto muy contenta y compro gran variedad de telas y artículos para tejer; paso toda la tarde tejiendo cosas originales y coloreando aquellos rincones sin pintura por el paso de la humedad y del tiempo. Así dejo la casa finamente decorada, a Hernán le gustaba así.
José se dirigió hacia la puerta y dio un portazo, se había ido. Con los ojos llenos de lágrimas corrió a su cuarto y no dejo de llorar. Pensó que así su marido preguntaría que sucedió, fue en vano. Ya no resistió mas y envuelta en un estado de nervios que daba miedo comenzó a gritar desde la punta de la cama… - SOS un hijo de puta!!! Respiro…
Otra vez me dejaste sola, hasta tu padre se burla de mí, que estoy sola. Solo quieres trabajar y dormir, y yo?. Parece que no me quieres mas, no te importa una mierda. No te importa que todos te dejaran solo a vos, no valoras nada, ya no me hablas Hernán. Porque?. Después del accidente fui la única que estuvo a tu lado hasta el final.
Se despertó asustada, tenia mucho frio. Estaba despeinada y a medio vestir. Miro a su alrededor y no había nadie, sola en el cómodo sillón de su comedor. Quizá el la hecho del cuarto y tubo que bajar a dormir al living. No podía recordar bien lo que había sucedido; un fuerte dolor de cabeza ocupaba sus pensamientos. Acomodando sus cabellos se dirigió a su cuarto, el no estaba.
Bajo muy despacio por las escaleras, se sentía muy cansada. Entro a la cocina y su cuadro empeoro. Lo poco que no estaba roto se encontraba en el suelo. Era un desastre. Porque haría algo así?. Virginia se sentó en el piso y no pudo hacer mas que llorar desconsoladamente, estaba viviendo una pesadilla. No tenia amigas, las perdió hace mucho tiempo. No recuerda cuando. Solo recordaba y sabia que estaba sola hace mucho tiempo…
Su cuerpo temblaba cada vez mas, extraños sentimientos entrelazados recorrían su cuerpo. La desesperación del no saber que hacer, que decisiones tomar la angustiaban. Algo estaba pasando y nadie le podía decir nada, solo ella en su interior llevaba la respuesta; levanto una silla del suelo y recogió algunas cosas más. Pensar era lo único que estaba a su alcance. Después del accidente de su marido ya nadie mas se acerco a su casa, los días pasaron y ni siquiera la familia de Hernán se habían presentado a visitarlo haber como continuaba su rehabilitación, pero si quiera ella recuerda esos días. Se estaba volviendo loca, o quizá la estaban queriendo volver loca. Y si era así… y si eran los planes de todos, confundirla y agobiarla hasta que se pierda en su propia cabeza, recuerdos olvidados, cosas que sintió que no vivió, estaban allí en su memoria, como darle explicación a todo esto, tenia la respuesta en su cabeza?, como encontrarla si estaba todo tan confuso que ni siquiera sabia si era realmente ella.
Esa noche Hernán no regreso a casa y Virginia envuelta en su mar de tristeza no buscaría su regreso. Afuera la lluvia comenzaba a caer sobre la cuidad, el cielo estaba gris, parecía que se caería sobre las casas; estaba cayendo sobre ella. Sus delgados dedos comenzaron a enredarse en su cabello, sus rodillas tocaban su pecho y su garganta estaba ahogada por las lagrimas, una tras de otra, de a dos, juntas. Movimientos bruscos de su cabeza la hacían lastimarse con los muebles de la casa. Quería morir, quería no estar allí. Huir no era la solución que buscaba, en realidad no sabia que estaba buscando. Sus libros de auto ayuda hoy no servían, mañana tampoco. Se levanto toda desnuda del suelo, tomo una caja de fósforos, encendió uno y lo lanzo…
Los pasillos del hospital eran largos, se podía sentir la suave brisa que provenía de las ventanas; se escuchaban carros, y perros ladrando desde la calle. Había un silencio profundo entre cada habitación, algunas puertas entre abiertas dejaban al desvelo algunos pacientes, desde allí se podían ver grandes aparatos, gente. Gente sentada, llorando o rezando por aquel por aquella persona que amamos. Desde la punta del pasillo se podía divisar la sala de médicos, que en ese momento estaban en reunión; podía notar que hablaban de mí. Puedo recordar a uno de ellos, muy buen mozo, una cabellera larga y unos ojos redondos que mostraban una mirada penetrante. Se acerco a mi aquel día, pero las palabras no salían de su boca, una especie de sordera no me dejo oír nada, sus labios se movían tan rápidamente que provocaron que un mareo se apodere de mi cabeza, me desmaye…
Será cierto que cuando las personas pasan por momentos difíciles nos envolvemos en una burbuja de buenos recuerdos, nos escondemos del tiempo y no vemos que sucede afuera. Nos alejamos de la gente que nos cuida, quizá por que no nos sentimos lo suficientes maduros para estar solos. Hablar lo que nos pasa o lo que nos paso no es fácil, pasamos por murallas inmensas que rebalsan nuestros sentimientos y nos hacen sentir débiles ante un mundo que se monta en nuestros hombros. No aprendimos a caminar solos, mama y papa nos enseñaron valores, compartir tendría que ser nuestra primer palabra, y no solo las cosas materiales, los problemas, las opiniones, los consejos también se pueden compartir y es agradable saber que existe alguien mas que se preocupa y comparte con nosotros. Ese nudo que muchas veces sentimos en nuestra garganta nos va ahogando en una depresión, no nacimos para estar solos, no nacimos para ser egoístas. Nacimos por un motivo importante. Quizá hasta viejos no sabemos cual fue ese motivo, pero el día a día nos va enseñando que el, es el que nos mantiene vivos, el que nos hace levantar cada mañana… el que nos hace apreciar que no estamos solos.
Virginia despertó después de unas largas horas, a su lado se encontraba Rubén, parecía dormido y casi envuelto con una frazada delgada. Sin dudarlo quiso despertarlo, quería saber tantas cosas, estaba tan arrepentida de las imagines que traía su mente.
Rubén? Rubén?. Enfermeras corrían por todas partes, sus gritos con llanto recorrieron cada pasillo del hospital…
Puede una persona morir repentinamente sin dejar rastro? Puede alguien darse cuenta que una persona vale mucho mas de lo que se ve y se conoce hasta que no esta?... la vida se lleva cada instante que respiramos, ese instante ya es ayer y hoy ya es mañana. Siempre estamos parados donde no nos corresponde, siempre estamos con la mente en el ayer y en el mañana, y el hoy? Que no existe? Nadie se detiene a pensar que hoy nos pasan muchas cosas buenas, lose también malas. Pero las buenas superan. Hoy Virginia tenia que tomar una decisión que cambiaria su vida. Pensar si volver al ayer y quedarse en el hoy y seguir igual mañana o empezar de cero, sin pasado y sin futuro…
No asistió al velatorio de Rubén, no le daban las fuerzas para ver algo así. Su marido estaba desaparecido y nunca se iba a enterar de la muerte de su amigo.
Un taxi la dejo en su casa, recogió lo que quedaba de ella, viajaría al campo, le gustaba la naturaleza y el aire libre, preparo sus valijas tranquila recordando buenos momentos, felices diría yo. Mientras las lagrimas recorrían sus delgadas mejillas camino lentamente por cada rincón de la casa, cada uno de ellos guardaba un secreto. El baño de su habitación cuando Hernán callo de la ducha y se hiso el desmallado, que susto por dios, jajá la ventana del comedor, unos chicos rompieron el vidrio con una pelota, las llaves de la casa que traían su anillo de compromiso. Una vez en el micro pensaba detenidamente en todo lo que había transcurrido por su vida, desde ese baile en donde conoció el amor y desde la partida dolorosa no querida, en su interior sabia que Hernán ya no estaba en esta tierra pero porque asimilarlo si ella así se sentía mejor?, siempre en la espera de algún día volver a verlo. Esa locura claramente le hiso perder muchas cosas, muchas personas y lo sabia. Pero estaba contenta y era lo importante. Quizá en el campo encontraría la paz que no pudo encontrar acá. Su nostalgia la perseguiría a donde valla, no podrá escapar de la sombra de el hasta que no acepte que marcho…
Sinceramente reiteradas veces pienso que cuando alguien nos deja tan repentinamente nunca lo asimilamos, nunca entendemos el motivo del porque pasan esas cosas, pero la vida es una sola y no nos podemos estancar en un instante, no podemos quedarnos en el tiempo esperando algo que sabemos que no va a volver. Es muy doloroso cuando perdemos a alguien que amamos y no existe el consuelo suficiente… pero nosotros seguimos vivos…
Después de reiterados intentos logre levantarme de la cama, después del accidente no recordaba nada, sentía que había dormido una cuantas horas, tenia el cuerpo muy dolorido, no podía sentir bien mi manos y mis ojos aun seguían nublados. Otra vez pude ver como a lo lejos hablaban de mí, todos me miraban y opinaban. Tuve una nueva oportunidad de que uno de ellos se acerque a mi, la ultima vez un desmayo se apodero de mi cuerpo.
-Donde estoy? Hace cuanto que estoy acá?
-Que tal, soy el doctor Fernández, Gustavo Fernández. Como te sientes? Pregunto
-Bien me siento, hace cuanto que estoy acá?
-Hay muchacho con toda mi alegría debo decirte que volviste a nacer, te encontraron entre los escombros y te dieron por muerto, y aquí logramos recuperarte. Como podrás ver y sentir tus manos no responden como debería ser, pero a ponerse contento es la única cuota que te dejo ese accidente. Y respecto a tu pregunta, hace tres años que estas aquí, estuviste en terapia dos años y medio, te mantuvimos en resguardo en otro hospital, y al ver que ibas evolucionando te trajimos aquí. Entre tus cosas no se encontró nada, ni tu nombre, ni datos de familiares absolutamente nada, tu cuerpo se encontró cuando ya se estaba terminando de levantar ese desastre, y sabes que; ese día murieron cinco personas, menos tu; debe ser que no era tu día… ahora que puedes hablar dime como te llamas?.
La vida elige cuando se quiere marchar, nos creemos dueños del mundo y es el quien decide nuestro destino, en cada despertar deseamos alegrías y quizá ese día lloramos. Somos títeres de un gran titiritero que es el mundo, y solo el nos permite movernos cuando gira, girar cuando se queda quieto. Somos criaturitas aprendiendo a vivir, somos personas aprendiendo que hay criaturitas que quieren vivir, hasta lo más pequeño tiene vida, desde una flor hasta las personas. Y ni la flor ni las personas deciden cuando morir, la vida nos asusta y nos da otra oportunidad, volvemos a ser criaturas buscando el camino correcto hasta que nos damos cuenta que nosotros mismos forjamos el camino…
- Doctor… yo no… yo no recuerdo mi nombre…
- Lo imagine, lo lamento; dijo el medico…







Terraza marial aura.
Dedicado a mi abuelita que esta en el cielo… siempre te llevo en mi corazón.














Texto agregado el 25-10-2011, y leído por 86 visitantes. (0 votos)


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