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Todas las historias de princesas comienzan con: había una vez, hace muchos años, en un lejano lugar… ¡pero esta no!
Esta princesa no tiene corona, castillo, carroza, ni vestidos preciosos. No es soberana de ningún imperio, ni tiene una madrastra malvada.
Esta princesa iba al colegio conmigo, era mi mejor amiga y compañera inseparable… ¿Por qué princesa? Se preguntaran. Es la protagonista, princesa de la historia de amor más triste.
Te contaré desde el comienzo…
…Maitena tenía apenas catorce años, íbamos a un colegio llamado Alfa, de un pequeño pueblo en el extremo sur de la provincia de Buenos Aires.
Un día, llegadas las doce del mediodía, fui a comprar ingredientes que le faltaban a mi abuela; el supermercado estaba a unas cinco cuadras.
Me subí a mi bicicleta, y empecé a pedalear lento, ya que el frío del invierno empañaba los vidrios de los espejos y las pocas capas de aguanieve que aún permanecían en la bici congelaban los frenos. Comenzó a lloviznar, las gotas finas y frías caían en mi cara y en mis maños.
Ya iba dos cuadras, y de repente un perro sale de una casa, y me empieza a correr; tras la desesperación, me metí en un callejón oscuro.
Choqué con una montaña de bolsas de basura, y caí. Me levanté con dificultad mientras me sacudía la ropa escuché pasos, me escondí bajo algunas bolsas y pude observar a… Maitena con un chico vestido con tapado negro y la cabeza cubierta con una bufanda negra y marrón.
Ella se levantó. Yo temía que me viera, y pensara que la seguía o que la espiaba, me fui.
Pasó el domingo, y llegó el lunes, no me animaba a preguntarle nada sobre ese chico, ya que no sabía que yo la había visto y pensaría mal de mí.
No le pregunté nada, y los siguientes dos meses fueron casi tan normales como antes; solo que se iba temprano de todas las reuniones grupales y aún cuando estábamos solos.
Quise averiguar quien era ese chico y si era la razón de que Maitena estuviera tan distante. Un sábado lluvioso y frío, caminando por la plaza la encontré llorando, atrás de un árbol; le pregunté: - ¿Qué ocurre?, como buen compañero. Ya que no podía decir mejor amigo como antes. Salió corriendo y no me respondió.
El lunes, me desperté temprano, y fui al colegio quince minutos antes, para encontrarla por el camino, pero al pasar su casa me llamó la atención, que su bicicleta roja estuviera parada en la puerta, lo suficientemente congelada como para saber que nadie la había usado en los últimos dos días. El auto de sus padres no estaba, que también era extraño.
Llegué al colegio, y pasé la primera hora pensando en donde estaría, en su casa no, en el callejón no lo podría saber, el resto de los lugares donde la había encontrado estos últimos dos meses estaban cerrados y la plaza se podía observar desde el colegio.
Pasó una semana y decidí ir a su casa a preguntar que ocurría, Maitena había faltado al colegio y nadie sabía por que.
Toqué timbre, y salió su madre llorando; le dije: -¿La puedo ayudar? ¿Le pasó algo a Maitena? Su respuesta no fue muy concreta, solo dijo: -No lo sé. No se dond… Y se largo a llorar desconsoladamente. La acompañé al living y me contó que…
…El domingo por la mañana, salió de su casa a las 10 aproximadamente; y no volvió, su padre y su madre la buscaron desesperadamente por la ciudad, pero no encontraron ni rastro.
En ese instante le prometí a su madre que la buscaría y la encontraría aunque tardara quince o veinte años.
Su madre siguió llorando y yo me fui, tenía que llegar temprano a mi casa. Entré en mi cuarto y no pude contener las lágrimas; inmediatamente comencé a pensar una manera de encontrarla, y... ¿estaría con ese chico? o solo era un amigo y lamentablemente los vi yo en un callejón.
Tendría otro amigo ¿me habría reemplazado? Aunque eso no importaba demasiado en ese momento; solo quería encontrarla.
Once, doce, una y las dos de la mañana pasaron, yo seguía pensando; me dormí y a las seis me desperté sobresaltado tras escuchar un ruido en la ventana; me asomé y… Maitena tirando piedras hacia todas las casas, escribiendo las paredes… Maitena no era así, ¿Por qué cambió tanto? ¿Qué ocurrió?
Bueno… esa fue la última vez que la vi., hasta ayer… cuando la encontré con sus hijos y su marido en un supermercado. Hoy me arrepiento, los años que pasamos juntos; los bellos momentos, las alegrías y las tristezas, y nunca pude decirle que la amaba, la amo y la amaré.

Texto agregado el 01-11-2011, y leído por 110 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
01-11-2011 Narras de una manera muy gráfica . Me gusta . autumn_cedar
 
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