Bésame cuando la noche se haga eterna
Y profésame tu sangriento amor a mi pequeño oído
Besos dulces como miel de rosas
Desgarra mi blanco cuerpo y bebe mi sangre con total deseo.

Soy el pequeño príncipe de las rosas
Que interpreta una tenue melodía en los hilarantes hilos de plata
Mientras me ahogo en las inocentes olas de mis aguas
Tus colmillos besan mi cuello de virgen porcelana.

Las palabras nacen de mí, pues tú haces que ellas cobren vida
Y las espinas de mis rosas me besan tan vivazmente que atraviesan la ligereza de mi piel de agua
Soy delirio de vino tinto, en una copa de cristal tallado
Y la frialdad de tu cuerpo, es para mí la más vivaz llama que consume mis deseos.

El frenético deseo es la ligereza de los gentiles ondeares de la cristalina agua
Que se tiñe de rojo mientras mi sangre sepulta los recuerdos del pasado, para hacerte a ti, mi único sueño
Tomad mi mano y besadle con gentileza, pues al fin y al cabo soy tu príncipe y tu bella rosa
Desead el elixir de mis labios, pero no lo robes, pues será entonces el más letal veneno

Ámame desesperadamente para que aquel sentimiento no deje rastro del pecado
Y fúndete en mis sabanas para que las gotas rojas de mi sangre, al final sean solo fragmentos en el tiempo
Rasga mi piel con furia y has que el sudor se evapore por la fuerza del momento
Y aquel ultimo beso será el mas dulce, para morir y nacer de nuevo.

Jonathan Yukito Lesmes