Aún como bajo la mirada ciega de esos ojos hipnóticos, bajo esos ojos que son puñales y caricias a la vez, los que me sacan mis cuerdas vocales y las tira al fondo del mar, me dejan sin aliento, sin una pisca de maldad, los que me embarcan en la locura, en esos viajes bajo la lluvia hacía un punto equis de un suburbio algo mezquino.
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Malditos ojos asesinos, dos sin alma que me quitan la vida, reitero, amo a esos ojos asesinos, los que me quitan la vida y me la vuelven a dar en cantidades algo irregulares, ojos sin corazón, solo por momentos, solo por besos arrolladores. Bellos ojos que me enamoraron, los que trafican mis órganos y me botan al suelo como a una hoja en otoño, ojos hipnóticos que brillan a cada momento en el otro lado de mi mundo, de mi mente, de mi soledad, cuando escapan de mis dedos, de mis cartas, de esas palabras que logro exhalar cuando el aire renuncia a mi cuerpo inmortal.
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Noches enteras sin dormir, sin nada más que el calor de mi habitación, con preguntas en cada cabello de mi cabeza, con incógnitas que no se resuelven como en la televisión, miles de ellas, sin respuestas, sin lágrimas para hidratarse, con un marcapasos que acabará con cada una de las células de las mariposas, el tiempo. Ojos hipnóticos que nadan en mi bipolaridad, en mis ganas de cortar mis pulgares en ofrenda, en la esperanza, en el sueño de tenerlos en mi poder y aferrarlos a mi cabeza, en mis ganas de desertar, de entregar el último gramo de vida en el humo del cigarro del día trece, malditas metáforas con malicia, mi propia malicia, mi soledad y mi compañía, el amor que les doy a esos ojos egoístas, el aroma que susurra su sombra cuando extrañamente pasa por mi olfato, y el odio que espera por salir, ese odio que destruye historias, esos segundos que producían retorcijones en el estómago, que lleva todo al suicidio colectivo de almas, cuando rasguña mi hombro y yo aquí sigo esperando por besar su pecho.
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Benditos ojos hipnóticos sin dueño tangible definido, sin un sentimiento implantado autónomamente, viviendo la vida banal entregada por personas que no creen en el amor, ojos asesinos que drenaron mis sonrisas, que mataron mi ser sin una razón decente, ojos malditos, nunca mueran, nunca dejen de matarme con su amor de doble filo.