| Me dijeron que no escribiera más del amor, porque yo no sabía qué era el amorY no escribí más del amor
 Porque por ‘‘amor’’ escribí tanta basura…
 Por ella escribí tanta porquería
 Que me pego un tiro que lloro que me corto que me muero que vuelo que caigo ¡que tanta basura!
 Basura… basura hipócrita… y sin sentido.
 
 Me dijeron que escribiera de otra cosa
 De la comida, de los barcos, de la comida de los barcos, de la política, de la sociedad, de la tecnología, del internet, de la familia, de los amigos… de todo lo que tiene esta vida, menos del amor.
 Porque yo no sé nada del amor.
 Así que no escribí más del amor.
 Porque nunca me la he pasado borracho en un bar, sucumbido entre los baños, llorando y vomitando el nombre de una princesa.
 Anhelando las noches junto a una muchacha que ya se ha ido.
 Queriendo tenerla entre mis brazos.
 Planificando la crucifixión de mis celos, la osadía de pararme frente a su puerta, definido a acabar con todo (y todos).
 
 Por eso no debo escribir más del amor.
 Porque no sé nada de él.
 Del maldito Eros y su burlesco e irónico sentido del humor para flechar de forma errónea a quien se le place.
 Maldito engendro.
 
 ¿Qué significa amar?
 ¿Es acaso tan complicado entender una mísera palabra?
 Y yo no sé nada del amor… ¡nada!
 Yo no he caído en los brazos de una mujer… y no he sucumbido a sus encantos.
 Conmigo no ha coqueteado la muerte… conmigo no se ha desnudado la musa de mis canciones.
 ¡Yo no sé lo que es amar!
 
 Yo no voy a escribir más del amor… lo decidí…
 No soy un hombre de palabra, pero sé que no escribiré más de amor, porque nunca voy a amar…
 Así que escribiré del ‘‘no amor’’
 O del desamor
 De esa realidad imperante que nos hace falta…
 De la realidad
 Del despertar de la razón que quiso llegar a la humanidad
 De la indiferencia hacia aquella que me quiso engañar…
 
 Me dijeron que no escribiera más del amor, porque no sé nada, pero nada del amor. De amar
 Así que eso es justo lo que haré.
 |