Alas De Viento

Un día, solo eso, un día.
No recuerdo mucho de eso, solo un pensamiento vago, no muy claro; pero puedo acordarme de algo.
Era un día de esos en los que no podía haber hecho nada, solo quedarme sentado viendo al mundo alzar su voz de protesta, observando a la gente pasar, admirando el hermoso resplandor de una flor amarilla volando entre la atmosfera.
¡Si!, estaba sentado ¿y qué?, no me quería mover, estaba muy deprimido, cansado de vivir aquí, solo quería irme, zafarme de todo, ¡eso! Solo irme y no dejar rastro; pero…. ¿como lo haría? Si no podía moverme, solo mi voz permanecía sin descansar, pidiendo auxilio, pero no auxilio corporal, era auxilio divino.
Rezaba, rezaba y volvía a rezar, esperando una respuesta divina, a lo mejor si podía estirarme en otro planeta, relajarme y pensar mejor de las cosas que hice, que pude haber hecho y de las que hice mal.
¿Quien lo iba a pensar? Una hora después de todo aquello se dio mi transformación.
Una luz dorada y amplia se reflejaba ante mi, me empezó a quemar por dentro; me sentía débil sin fuerza alguna, sin nada que pudiera perder.
Arrodillado grite, pero nadie me escuchaba, daba gritos desgarradores que salían del fondo de mi alma, creo que nadie había gritado mas que yo.
La gente pasaba y no me ayudaban, no me veían, les era indiferente, solo una basura mas.
Un charco de sangre se pintaba en el piso, esa sangre mas roja de lo común emanaba de mi espalda, y de hay algo majestuoso paso; dos magnificas alas blancas, brillantes, genuinas, sorprendentes y grandes desplegaban de mi ser.
No podía creer lo que veía, mi cuerpo tirado en el suelo pero yo arriba de el; la gente se acercaba a mi cadáver frio, queriendo ayudarme, pero ya era inútil, yo ya estaba feliz, con mis alas, ¡ a volar por el mundo entero! Antes de presentarme con mi Padre.
La sangre mas roja de lo común que brotaba de mi ser era todo lo bueno que hice, de alguna manera seria recompensado con algo, y no pudo ser mejor que con mis alas de viento.