Y ahi estaba yo, en medio del armonicado sonido de mi piano....

y ahi no estabas tu... no querias estar alli.

Yo, muerto en medio de mi eterna melodia en re menor

Tu, Inmovil, eterea, resuelta en negra tinta.

Y yo, sin ti. Y tu sin mi, sonriendo.

Que patetico.....

despues de tanto.... no, rayos, que patetico....

Y aun asi, alli sigues.

Estatica, en un abrazo que jamas terminará.

En algo que creaste y luego abandonaste a su suerte.

Sin saber que harian mis quebradizos dedos con aquel carton.

Levanto la mirada, observo el cuarzo irisando tu cara de miles y miles de reflecciones.

El piano se detiene. Yo recuerdo, mas el recuerdo, es eso, un recuerdo.

Supongo que tu sabes mejor que nadie lo que eso significa.

Pero aun asi, es lo unico que me queda.

Eso, y un pedazo de carton monocromatico.

En el cual te dibujaste, me dibujaste.

Con un cuarzo encima, del cual, creo, tienes un pedazo.

Un pedazo del corazon de la piedra, muerto, frio y blanco.

Suerte y maldicion que el carton seco dure tanto.

Para recordarte, resuelta en luna, sobre mi cuna.

¿Donde te perdiste, sonrisa estelar?

¿Donde tu esplendor fulguró tanto como en mi corazon?

Quiza en el lugar donde sonries ahora, quiza en el vacio de los mundos.

Mas yo no soy ni seré para juzgar.

Sino para sonreir y para amar.

Y para recordar, tu sonrisa, tu abrazo, tus cosquillas.

En aquel amarillento piano, que, seco y acartonado,

con corazon de piedra blanca encima, sobre mi escritorio, guardo.