El pueblo de la olla.

En el pueblo agrícola de “La olla”, ubicada al pié de los Andes un grupo de niños realizó un descubrimiento que cambió la vida de sus habitantes.
Es importante aclarar que en esa zona vivieron hace requete muchos años los huarpes y que la denominación del lugar hace referencia a una olla donde preparaban un guisado de carne de ñandú y verduras ,cuya receta se pasó de generación en generación, hasta la actualidad
En la fiesta del pueblo los más ancianos atraían a los presentes con historias pasadas, poniendo énfasis en la de una olla gigante que los originarios usaban para almacenar alimentos que ellos mismos cultivaban. Entre baile , mate y sopaipilla los abuelos ejercían su derecho a participar con lo que mejor sabían hacer : mantener viva la tradición a través de sus relatos. Todos escuchaban atentos como si se tratara de un cuento inventado a través del tiempo, mientras en los fogones se preparaba el menú principal.
Al otro día de la fiesta y aprovechando que los mayores hacían la siesta treparon por la montaña Pipo, Sofía, Beto y Mechita. En una mochila cargaron agua y manzanas y salieron sin permiso a buscar aventuras y la olla perdida de los huarpes. Caminaron y cantaron y subieron sin parar .Cuando llegaron a la punta de un cerro aparecía otro y otro y otro más. El frío anticipó la noche y Pipo tomó la iniciativa de volver ,el resto no opuso resistencia. Retomar el sendero se les hizo complicado. Sin sol que marcara el oeste todo el paisaje se mostraba igual.
En trencito , agarrados de las manos igual decidieron arriesgarse por donde les marcaba la intuición. Un tropezón y otro y otro más los hizo rodar cuesta abajo hasta quedar adentro de lo que parecía una cueva. Acurrucados y muertos de miedo se quedaron dormidos.
Otros que estaban muertos de miedo eran sus padres y el resto del pueblo que se sumó a la búsqueda. Revisaron en las chacras ,entre los maizales , los porotos, debajo de los zapallos y también en el río, y sin saber adonde más buscar decidieron empezar a subir la cuesta empinada de los cerros. A grito pelado iban unos por aquí y otros por allá. Los abuelos con bastones hechos de algarrobo no se quedaban atrás. Fueron horas de suspiros, gritos y lágrimas .Todos anduvieron la noche con antorchas hasta que el sol a sus espaldas les entibió las esperanzas.
- Miren de esa piedra gigante sale humo - dijo señalando una ladera redondeada uno de los abuelos con su bastón. Mamás y papás empezaron a trepar por un costado y descubrieron en el interior de esa piedra ahuecada gigante sus cuatro hijos alrededor de una fogata. Cuando vieron a sus padres los niños gritaron con las manos en alto: -¡Encontramos la olla gigante de los huarpes!
A partir de entonces y en cada aniversario del pueblo los abuelos y los niños hacen una caminata junto a los visitantes hasta ese lugar mágico en la montaña, donde reviven adentro de la gran olla la historia de sus ancestros y antes de regresar dejan ofrendas de comida y agua para el hunuc-huar.

Evangelina Mayol

Hunuc-huar .Diors de la montaña en lengua huarpe millcayac.