Había una vez un pirata que navegaba por los mares en busca de un tesoro perdido en una isla muy extraña llamada “La Isla de los duendes”, y se decía que los duendes espantaban a los piratas que buscaban el tesoro perdido de los duendes.
El pirata se llamaba Barba Negra, Barba Negra se imagino que llegaba a la isla de los duendes, y que iba caminando hacía el tesoro, y que luego le aparecieron los 3 duendes malvados que protegían su tesoro, los duendes le dijeron que no entrara a la cueva, porque se encontraría con muchas trampas que lo pudieran matar. Pero Barba Negra no dio importancia a los duendes y entro a la cueva esquivando la primera trampa de flechas, luego se enfrento a un gran duende con espada, se salvo y siguió su camino encontrando el final de la cueva y el tesoro pero no era tan sencillo llevar el tesoro porque había dos trampas más que debía cruzar, y cruzando las dos trampas ya podía llevar en tesoro.
La primera trampa era cruzar unas estatuas, el pensó que era muy sencillo y cruzando cayo una hacha de una de las estatuas que casi lo mato pero el muy valiente pirata esquivo todas las hachas de las estatuas con la espada que le había robado al gran duende. La segunda trampa fue una pared espinosa que se iba cerrando de a poco, el pirata pensó y pensó hasta que vio una soga colgando del techo de la cueva y trepo hasta llegar en la cima de la cueva donde vio un agujero entro en el agujero y vio que todo estaba brillando y se dijo: “Por fin encontré el tesoro después de haber cruzado tantas trampas”, fue cuando despertó de su imaginación.
Fin