No es que dude de la existencia de lo etéreo...simplemente veo aquello que dejan los semi-dioses y es entonces cuando creo en la transparencia y las almas se dejan entrelazar con los dones del inconsciente divino ...Vaya visión!, Vaya suceso!
Inconcebiblemente denoto varias efervescencias en esa cuerda vocal y bum!...esa chispa explota en la cuarta dimensión y ¡deja caer sus lucecillas sobre mis manos abiertas!
Andantes, fugas, adagios notas que suben sonoras por los hilos invisibles de una nota musical, despiertan lo burbujeante de un recuerdo casi inexistente del hemisferio izquierdo.
Noto el alma vibratoria de una tecla de piano y cae a cuentagotas en lo infinito (que puede ser un segundo) y es entonces cuando aquella avispa ya no vuela en trazos lineales y por fin descubro lo insólito de un rojizo rayo solar.
...Sólo espero que el martillo y el yunque vivan mundanos bajo el influjo anormal de las cuerdas de un violín Stradivarius...