allí estaba, sentado en aquella mesa con un vaso de licor... nadie le miraba... el miraba su brillante vaso mientras imágenes pululaban como fantasmas por su vida... sonreía y hablaba cosas sin sentido... quien le viera notaría a un hombre sucio, lleno de dolor, con un sombrero y una capa negra... sus ojos destellaban el infierno cuando de algún lado de su existencia surgió un sentimiento... lo asió con vehemencia y cogiendo un lapiz, se puso a escribir... quien le viera notaría risas en su cara, sus ojos lagrimeaban y su mano no se detenía al pasar hoja tras hoja por su mano... el borracho cogió su vaso y lo secó... pidió la cuenta y pagó... la música sonaba sin parar mientras este hombre se paraba para hundirse en la soledad de su vida, dejando atrás un par de hojas escritas...
me acerqué y cogí todas las hojas y leí:
"tengo lo que no tengo y una gota de vida puede iluminar este momento... tengo una hoja y unas manos y no sé por qué espero pasar este momento por el mar de mil vidas... mil rostros se acercan... y de sus ojos y boca florecen diablos y dioses... me rio y todo se ríe conmigo, y allí, entiendo que soy dios, o dios es mí... ruego por estar al día en mis alegrías y tristezas... dejo este momento y paso... dejo todo, soy libre como el ave por los cielos..."
leí cada letra y las guardé... me senté en su mesa y pedí una copa...