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 Mira lo que nos ha hecho la vida,
 tan sigilosa y traicionera,
 tú, allá en tu casa, lejos de la mía,
 yo, más lejos aún de tus besos,
 estiro mis brazos desde la distancia
 y sólo me aferro a tu recuerdo,
 te presiento perdida
 en esta maraña se silencios.
 
 Tan separados que estamos,
 siendo que sólo ayer fuimos uno solo,
 ni el teléfono devuelve tu voz,
 ni me presiento en tus urgencias,
 mañana tal vez, acaso pasado,
 ninguno maneja el tiempo
 en que de nuevo libres seremos.
 
 Tú y yo, existiendo de brisas,
 de cuentos y miradas ciegas,
 en las noches te invoco sublime,
 me revuelvo en el lecho oscuro,
 sueños locos y desvelos
 son mis húmedos compañeros.
 
 Mañana o quizás algún día,
 o nunca, uno nunca sabe
 que les depara la vida
 a los que se aman distantes
 tan lejanos que son novios
 más de las estrellas
 que uno del otro…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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