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El amarre
Carla creyó haber tenido un golpe de muy buena suerte, ya que pensaba que a sus 35 años ya nadie se fijaría en ella, además ella sabía que no era bonita, aun a pesar de todo esto se había casado con un hombre guapo, carismático, creativo y una década menor que ella; pero lo que no sabía era su principal característica que con el paso del tiempo terminó por descubrir, era todo un macho. Aunque ya habían pasado diez años de matrimonio en los cuales había sido infeliz; Mario la trataba mal, le era infiel y además no coincidían en muchas cosas.
Él se salía a la calle desde muy temprano y llegaba a altas horas de la madrugada. Ella todas las noches lo esperaba triste pues sabía que le era infiel con cuanta muchacha joven se le atravesara. Por su terrible situación, Carla empezó a ser una persona conflictiva y amargada; aunque siempre buscaba varias formas de reconquistarlo, lo complacía en todo, gastaba su fortuna haciéndole costosos regalos, no le reclamaba nada y se doblegaba ante él.
Mario seguía en las mismas, sus conquistas proseguían día con día, y feliz presumía sus aventuras. Cuando salía de su casa se desaparecía sin previo aviso y regresaba cuando le daba la gana, él vivía contento y de fiesta en fiesta, nada le importaba, sólo le complacía estar bien consigo mismo, siempre altanero, jamás pensaba en otra cosa que no fuera él, mucho menos en el sufrimiento de Carla.
Por fin un día ella se cansó y pensó: Tengo dos opciones, o lo castro o lo embrujo; si lo embrujo puedo hacer que ya no se fije en ninguna otra mujer…y si lo castro pues seguro se me muere y entonces ni pa’ las viejas, ni pa’ mí y tomar esa decisión sí que está re difícil.
Carla animada por su idea entró al mercado que tenía fama de brujerías y pociones en busca de algún menjurje o algo que le regresara su amor. Recorrió nerviosa los estrechos pasillos de aquel clandestino lugar.
De pronto miró un letrero que le llamó la atención:
“Realiza un hechizo de amor hoy y ve resultados mañana”
-Eso es lo que necesito. –Pensó-. Llegó al puesto atendido por una amable viejecita con cara de bruja.
Ella la observó por un momento y le dijo:
— ¿Seño, busca acaso un hechizo de amor, rápido y sencillito de practicar?
Carla pensó fríamente muchas cosas sin saber qué contestar.
— ¿Muy bien, seño, sé lo que busca, necesita apaciguar a su hombre, verdad?
— Exacto, ¿cómo lo supo?
— Se le ve en su cara desdichada y en su aura triste, además es mi trabajo— repuso la vendedora.
Carla sin saber por qué le contó su pena, mientras la viejecita la observaba fijamente, al cabo de un rato le dijo:
— ¿Qué le parecería un maleficio pa’ que pague lo que usté ha sufrido?
Carla lo pensó por un momento y respondió…
—Eso no.
— ¿Y por qué no?
— Es que lo amo demasiado y me dolería que sufriera.
— Veamos entonces, qué propones mujer.
— Señora, sólo quiero un hechizo para que mi enamorado no se fije en otra.
— Lo tengo, pero ten cuidado con este hechizo, es muy poderoso y efectivo. Es algo muy serio y peligroso, tienes que cumplirlo al pie de la letra. Cualquier mínimo error podría ser catastrófico.
Carla estaba cada vez más animada, se compró todo lo que la viejecita le recomendó, se fue a su casa a preparar el hechizo esperando que funcionara como debía ser.
Escogió las hierbas más adecuadas, pronunciando las palabras más blasfemas, púes deseaba y anhelaba que su hechizo funcionara, éste que realizaba con toda su esperanza.
Jamás pensó que un hechizo de amor debía de hacerse con tanta precaución y determinación. Cuando estaba a punto de terminar el hechizo, sólo le faltaba mezclar una rama extraña que tenía en la mano, escuchó unos pasos detrás de la puerta; temblando intentó esconder su brebaje y el caldero donde hervía la pócima que se cayó, derramándose por el suelo. Mario se encontraba a sus espaldas pisando el charco.
Él volteó hacia ella, mirándola fijamente a los ojos, aquellos ojos los cuales la miraban con rabia.
Carla se sorprendió al sentirse descubierta y sólo atinó a decirle.
— ¡Te amo!
Él con una sonrisa de burla dijo:
— ¡Carla, eres una insípida y repugnante, mírate bien!, ya no te soporto… y para colmo, bruja, me das lástima.
Después de insultarla por largo rato, Mario salió enfurecido de la casa, dejándola sola con su pena. Carla en ese momento lamentó que su plan se hubiera salido de control.
Ella nunca imaginó el resultado y que estar cerca de la persona amada le causaría tantos dilemas. Pasaron dos semanas y no sabía nada de su amado. Estaba sola en casa cuando de pronto se escuchó la cerradura de su puerta abrirse, era Mario, venía de malas como siempre… pero con la diferencia de que esta vez venía acompañado de un hombre muy apuesto.
— Hola, ¿cómo estás?— Dijo Carla en medio de sollozos.
— ¡Cómo esté! Eso a ti que te importa.
— No seas cruel conmigo, regresa, te extraño mucho, te prometo que cambiaré.
— No creo que eso se pueda, sólo vengo a pedirte el divorcio.
— ¿Pero por qué?
— Por todo, no sirves para nada, estás vieja, me hartas y no tenemos nada en común que nos una, ni siquiera un hijo me pudiste dar, estás seca, inservible.
— ¡Perdóname, Mario!
Carla después de mucho insistir y llorar preguntó:
— ¿Y por quién me dejas ahora?
La atmósfera se tornaba pesada y el amigo de Mario los miraba sorprendido. Mario tomó de la mano a su amigo y le respondió:
— Por él, que es mi pareja y al cual amo.
— ¡¿Queeé?!, no sabía que eras maricón.
— Ni yo, lo descubrí hace apenas dos semanas…
Carla, enfurecida después de armar semejante drama los corrió de su casa y luego muy indignada fue a buscar a la charlatana de hechizos. Y le dijo:
_ ¡Maldita vieja ratera! ¡Bruja farsante!
-Cállate, seño, aquí no venga hacer sus escándalos, segura estoy que hiciste mal en el conjuro… ¿quizá mezclaste mal los ingredientes?
_ Ay… Qué desdichada soy, esto me pasa por confiar en brujas novatas.
— No, mijita yo no fallé, tú me dijiste que quería un hechizo para que tu enamorado no se fijara en otra y pos eso hice.
— Pero jamás le pedí que lo convirtiera en marica.
Carla desconsolada salió del lugar y regresó a su casa a llorar su triste pena.

¡Ya qué! Pensó para sí misma, mejor le hubiera cortado los huevos.







SALVADOR TREJO GARCIA

Texto agregado el 13-01-2012, y leído por 138 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
13-01-2012 Jajaj entretenido! Cuidado con lo que se desea... o hay que poner atención a las instrucciones. kizzy
13-01-2012 Si observamos ala protaginista de la historia podemos notar que es una mujer de clase alta, lo que indica que "re dificil" y "ni pa´las viejas", "ni ´pa mi" es lexico que no deberia estar en su lenguaje, pero independiente mente de eso la trama es buena, algo predesible pero buena..te dejo 5*. alexandraenmanuel
 
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