TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / ElDesletrado / Una Mañana Feliz

[C:492244]

Cada mañana salía a caminar; a veces sin rumbo aparente, pero sea la ruta que tomase siempre llegaba a ese parque al que su padre la llevaba a jugar cuando niña. Se sentaba en la misma banca en la que su padre la cargaba sobre sus piernas para contarle historias increíbles; ella escuchaba con asombro y al final de cada historia ella premiaba a su padre con un beso en la mejilla.
La banca, vieja, con manchas - producto de las lluvias de las que fue víctima – era su lugar favorito de descanso. La vista era el mar, donde la luz del sol se reflejaba de manera difusa por los primeros rayos. A lo lejos, absorbidos por la niebla, se podía identificar a los pescadores que regresaban al puerto a vender sus productos.
Ella suspiraba, con rostro nostálgico por aquellos recuerdos, por todos los juegos que su padre creó para ella, por cada lección aprendida; y sonreía, dejando caer algunas lágrimas por su rostro, por ser la mujer que su padre formó con amor, esfuerzo y perseverancia.
Cada cierto tiempo iba a visitarlo, le contaba sus devenires y éxitos, a pesar de que ya era una mujer independiente no deseaba perder la comunicación con su padre.
Para ella- su trabajo era gratificante, escribía lecturas para niños, inspiradas - muchas de ellas - en las historias de su padre; muchas veces escribió las mismísimas historias que él le contaba.
Algunas de esas historias tenían por protagonista a ella misma, disfrazada con nombres, con edades, con épocas lejanas, disfrazada con travesuras que sólo ella y su padre conocían.
Todos los libros los dedicaba a su padre, eran dedicatorias cargadas de orgullo, de amor, de agradecimiento, de nostalgia.
Pero este era un día especial, era uno de los días más felices de su vida y, a la vez, era el único secreto que tuvo con su padre. Ese día se iba a casar.
Todo estaba listo; los mozos, el anfitrión, los bocaditos, los músicos, la torta, todo había tomado semanas de preparación; semanas en las que ella perdió comunicación con su padre – esas semanas no escribió.
Las dos últimas noches su mente vacilaba entre la alegría, la tristeza y la decepción; ella sentía haber fallado a la confianza de su padre.
La mañana del matrimonio, sin remordimiento de dejar a su novio plantado, salió con su vestido de novia corriendo esos dos kilómetros hasta donde su padre se encontraba.
No tuvo necesidad de tocar ninguna puerta; alrededor, los jardines estaban limpios, recién regados, los árboles tenían una semana de haber sido podados. Finalmente llegó hasta su padre, con los ojos llorosos, llenos de tristeza; era un llanto de años. Ella se lanzó sobre él pidiéndole perdón por haberle ocultado la verdad, por fingir que nada sucedía en su corazón.
Habló, lloró, pidió perdón. Finalmente se sintió en paz; su padre la había perdonado.
Ella se levantó dispuesta a retirarse y cumplir con lo que ese día pedía. Padre, prometo no ocultarte nada de hoy en adelante, mereces mi respeto, todas las semanas vendré a conversar contigo – diciendo esto salió corriendo del cementerio de la ciudad, feliz por haberse reconciliado con su padre y consigo misma.

Texto agregado el 13-01-2012, y leído por 69 visitantes. (0 votos)


Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]