Con todo el cuidado del caso agarra el primer pincel, lo sumerge en el tarro de pintura blanca hasta determinado punto, lo escurre contra el borde quitando el exceso y lo saca. Lo acerca al lienzo pero siente que algo le falta... piensa por unos segundos y se da cuenta de lo que es. Sin pararse del banquito color verde en el que está sentada, estira su cuerpo hasta dar con el botón de play del reproductor. Empieza a sonar la música suave que más le gusta, que la relaja. Se acomoda de nuevo en su sitio, cierra los ojos con la mano que sostiene el pincel apoyada en la rodilla; siente cómo esas melodías recorren todo su cuerpo, navegan por su sangre y se funden con sus sueños. Los abre de nuevo lentamente acercando el pincel al lienzo; empieza a pintar. El arco iris de hoy empieza con el color anaranjado, como el color de sus alas.