Te siento tan cerca, es tu olor,
Lo percibo tan real, que mis vellos se erizan
Mi nariz respira tu fragancia y
Mi mente te trae ante mí y te puedo mirar.

Te veo, distinta pero igual,
Deforme, hermosa a mi sentir.
Mi sangre corre por mis venas compitiendo
Con la velocidad en que mi cuerpo reacciona a tu voz.

Estoy acabado, en la cuerda floja,
Tu presencia derrite mi voluntad
Como el calor al chocolate, indefenso,
Sosegado, impaciente, ardiente de deseo.

En mi mente, mi boca examina
La ruta del placer, no hay final, sólo el inicio
Del final de mi vida momentánea,
De lo que dices dar pero no obtengo.

Estás tan desnuda, tan frágil, tan bella,
Pero devoras mi corazón, lo masticas
Y caen pedazos de piedra de tu boca
Y otra vez te adoro, necio en mi búsqueda de ti.

Mis ojos, que te observan con detenimiento.
Cada movimiento, cada gesto, cada mirada
Es un sumergirme en un mar conocido pero
Que logras confundir con detalles complejos de color.

Confundes, palabras que nacen en tu corazón podrido
Y que acepto con mis manos impacientes y temblorosas.
Por dentro sabes que estoy llorando, conoces mi mirada
Más que a tu propio cuerpo, más que al recuerdo más triste tuyo.

Tu descaro es un encanto desnudo que atrapa y lastima,
Que provoca, seduce y te hace despreciable, y así me encadenas,
Así me encadeno a ti, así voy directo al vacío profundo de tu amor,
Voy ciego, viendo en ese vacío el paraíso que busco y no encontraré.

Mientes, no eres fuerte, no eres más que una niña,
Gritas, lloras en tu cama, haces tú berrinche,
Y todo eso en tu mente, quieres un abrazo, te lo doy
Y te sientes segura, no quiero marcharme, estoy contigo.

Mis manos, sensibles a tu piel suave y rebelde,
Aún recuerdan las caricias, los recorridos interminables por tu cuerpo,
Y anhelan más, sentirte entre ellas, colocarte al centro de mi virilidad,
Estrecharte, acurrucarte y tocar, suavemente tus cabellos mientras tú duermes.

Mis oídos, prestos a tus necesidades,
Tu respiración es acogedora, confiada,
Respiración apacible, satisfecha; el calor de tu respirar
En mi rostro, mi respiración y la tuya se funden en el aire.

Saboreo tu sabor, tus sabores,
Son distintos en cada rincón, adictivos.
Huelo tu olor, tus olores, más intensos
Y seductores en tus rincones más hermosos.

Qué decirte cuando ya todo lo que podía decir
Te lo he dicho con actos, con gestos, con música,
Con lágrimas a escondidas, con detalles que
Matabas antes de que vean la luz y la sonrisa de tu rostro.

Qué reclamarle a un pobre enamorado
Que sólo tenía el valor de darte cuanto podía,
Que defender el corazón prisionero no pudo y
Que al pasar el tiempo no pudo con la revancha del resentimiento.

Pero estás frente a mí otra vez, desafiando mi amor,
Retando a mi orgullo dispuesto a ganar, y a ceder,
Despertando al vampiro destructor, succionador de sangre invisible,
Un monstro que llevo dentro y tiene miedo de ser liberado.

Y nuevamente me sumerjo en el olor de tu piel, no llego a más,
Tu supuesta moral lo impide, maldita idea que destruye la unión.
Maldita careta, te veo desnuda y sigues con tu máscara sonriente,
De miedo y ternura; quiero ver tu verdadero rostro lujurioso y decidido.

Encadenado a ti, me até mis manos a tu voluntad,
Confié en tu corazón, aprendí, sigo necio, no aprendí.
Confío cada vez que te veo, dudo cuando hablas, tus palabras
Traen la verdad y la mentira, desearía no rebuscar entre las mentiras.

Tu mentira oculta la verdad que te avergüenza decir,
La verdad que no quieres aceptar de ti, no estás lista.
Tu verdad soy yo, lo sabes, lo sientes, me sientes y me miras,
Me tocas; te resistes, te niegas y te confundes de a pocos, retrocedes unos pasos.

Otra vez tus senos en mis manos, tu cuerpo no ha cambiado,
Tu cuerpo hermoso, rebelde, intacto, provocador, tibio.
Sabes que no hay marcha atrás, nunca la hubo, no retrocedes
Sino avanzas, ya eres mujer y necesitas serlo, apariencia y esencia.

Tu mente divaga en mis pensamientos, mis pensamientos
Viven de tus palabras, incertidumbre total, no hay acierto.
Sólo puedo confiar en mi corazón engañado, solitario, deseoso
De ser abrazado, tocado con pasión, acariciado, respetado.

Has creado en mí una adicción a tus besos, a tus manos,
A tu olor envenenado, a tu sabor, eres mi droga, eres mi heroína,
Te llamo con un grito mudo desesperado, no tienes escapatoria,
No te olvido, estás presente, estás aquí, desnuda a mis ojos, los dos listos para devorarnos.