| VIRUTAS  Y  ASERRIN.
 Siempre  me pregunte por  que don Joaquin, con tan buena situacion economica se construyo esa linda casa de dos pisos en un barrio popular como el nuestro. Ademas en una Poblacion,  que por los sesenta, hicieran tristemente famosa la “Pandilla de Los Casacas Negras”…pero esa es otra historia…
 
 
 Quien iba a pensar   que nosotras que eramos tan regalonas de papa; de la noche a la  manana  nos quedariamos con mama y nuestro hermano, a  brazos cruzados?
 
 Todos los vecinos nos acompanaron en su sepelio. Hasta hicieron una colecta para adquirirle una digna sepultura.
 Despues…   “Calabaza, calabaza, cada uno para su casa” o
 “Si te he visto no me acuerdo”… Total, el problema era nuestro.
 
 
 
 Encaramadas sobre el carreton de mano que conducia el Lucho, partiamos tempranito los  lunes  la Palmira y yo a buscar la pila de  virutas y aserrin  que nos  regalaban en la Barraca  que la mama usaba de combustible  para hervir la ropa ajena  que tuvo que comenzar a lavar,  para podernos  vestir  y alimentar.
 De vuelta me encantaba tirarme de guata  sobre las virutas retorcidas  que   mas se enroscaban en mi pelo, dejandome convertida en un espantapajaros, ante el enojo del Luchin, ya que en cada zambullida se caian hartas y perdiamos tiempo en recogerlas; lo cual enojaba a los camioneros  y  nos tocaban la bocina  tapandonos a insultos.
 
 -Aqui tienen su mote con huesillos, nos esperaba mama en el verano.
 “Lavense las manos,para que se tomen el chocolatito caliente”, si estabamos en invierno.
 
 
 
 Algunos   domingos  me tope con don Joaquin y  la senora Cecilia en la feria. A el le        gustaba alternar con todo tipo de gente; ella sin mostrarse orgullosa   se mantenia callada, distante.
 
 - A esta estirada , yo la conzco, le contaba un frutero mayor,  a una de sus clientas.
 Yo deje caer algunas naranjas  para escuchar mas.
 - Si,si!... Esta era hija  de una de las empleadas en la casa patronal de los padres de este futre.  Cuando se murio don Francisco Javier, ahi recien se pudieron casar;  si casi lo desheredan!...Ve que son mayores y los hijos bien nuevos?…
 -Y por  que  elegirian vivir en esta  Poblacion, casero?
 - Porque la madre   de’lla  vive por aqui cerca. Dicen que la ayudan; pero que siempre la
 van a ver bien entradita la noche.
 
 
 
 Ese domingo llovio, los munipales todavia no recogian los rastrojos dejados por los feriantes, y el Luchin se resbalo en una cascara de platano soltando el carreton que fue a dar a la misma puerta de don Joaco y por supuesto mi hermana y yo, quedamos medio aturdidas, tiradas en la vereda. Salio un muchacho de unos quince anos y nos ayudo a levantar; nosotras muertas de verguenza nos arrancamos para nuestra casa que estaba a la vuelta.
 
 -Buena gente el Victor Manuel, juntos enderezamos  el eje. Fue todo lo que dijo el
 Lucho.
 - Y quie es ese?, preguntamos en coro.
 -El hijo de don Joaquin!...Pa’ que  se hacen las lesas?
 
 
 
 Menos mal que Victor Manuel tambien es catolico, ese mismo domingo lo vi en la   misa de la capillita  de nuestra poblacion.  Casi me pilla  mirandolo cuando  me levante a dar la ofrenda.
 Nos estaba esperando a la salida, o mejor dicho, “me estaba esperando”, porque cuando estuvimos cerca cruzo una mirada con  mi hermano, y el otro entendiendo se adelanto con la Palmira.  Mientras que yo colgada de sus ojos verdes, como que aterrice cuando me pregunto:
 -Isabel, quieres pololear conmigo?
 Por hacerme la interesante le conteste:
 -Como se te ocurre. No ves que todavia soy una nina?
 El Victor Manuel se puso rojo y partio corrienbdo para su casa.
 
 Anque me daba cuenta que me espiaba tras los visillos cuando volviamos de la barraca, nunca mas me hablo.
 
 
 Al poco tiempo se cambiaron…Y yo me quede llorando, porque no supe reconocer a mi primer amor.
 
 
 
 
 
 
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