Mala noche para robar (participante del certamen XXV)

Le daba mala espina aquel viejo, alto y encorvado, de andar cansino y con ropas oscuras indefinibles por la tenue luz del alumbrado público. Siguió al viejo al verlo solo y ahora él se sentía horriblemente solo. Pero era un duro y desechó sus sensaciones, era hombre de acción, se le acercó con el arma y exigió dinero.
El viejo giró, lo miró y le hizo ver su vida en un instante, pero solo los malos momentos.
El pobre ladrón cayó muerto, sintiéndose solo y despreciado.
Tuvo la mala suerte de molestar al Diablo, que solo estaba dando un paseo.

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