| LA GLORIA GLORI  EN CARABOBO   326  palabras	
 Era 24 de Junio un solado de cándidas estrellas;
 Zulaqueando los campos de Carabobo;
 Floreciendo apacibles, perfumes
 Que se desprenden bajo blondos
 Rayos proyectados, cual caricias
 Emanadas de la calma.
 ,
 Como madres temerosas
 Cubriendo sus frutos
 Aromatizados.
 
 Los invasores, culminaron su marcha,
 Asomándose al postigo de la muerte.
 ¡Se detienen!
 Los patriotas se aproximan.
 ¡Suenan los clarines!
 ¡¡Retumban por los campos!!
 Los bólidos jinetes,
 Se lanzan en busca de la gloria.
 Aguerridos, adustos,
 Forjadores de patrias libres.
 Se inclinan al sagrado pergamino
 Del capo libre para escribir
 Un renglón en la historia de Venezuela
 Usando como pluma, la bayoneta,
 La tinta es la sangre,
 Se ha formado un libro llamado
 Patria venezolana.
 Usa como ortografía, los lamentos
 Y pujanzas como suspensivos,
 Pensamientos en el futuro de sus hijos.
 Como interrogantes, el mañana.
 Admiración, el ayer.
 No desfallecen.
 Las órdenes se cumplen.
 La tierra siente en sus entrañas
 El odio de sus hijos.
 Gime, tiembla, se estremece.
 ¡La lucha es cruel!
 ¡Un puñado de patriotas, muere!
 Las murallas no ceden.
 ¡¡La sangre corre!...!!
 Las flores se precipitan al volcán hiriente.
 Los frutos tiemblan y caen precipitadamente.
 El cielo se torna negro;
 Densas nubes formadas por la pólvora,
 Dejan un olor acre,
 Mezclado con sangre, odio, muerte.
 Las bayonetas se profundizan,
 Traspasan corazones inocentes;
 Se desmoronan las simientes.
 Cae la firmeza del tirano;
 Hay un grito de pavor, un hálito de fe.
 El campo es confuso;
 Un trueno ensordecedor:
 Vómito de muerte; desolación;
 Llanto, luto en la patria;
 Del hogar, se ausenta el amor.
 Llega al fin la calma.
 
 Sacro campo de Carabobo:
 Eres gloria, fuste escenario y pedestal,
 Donde dos reinos sembraron su solio:
 “La gloria y la libertad”.
 Sello eterno,
 Deiforme de la paz.
 
 Permíteme decir:
 
 Viva Dios en las alturas,
 Que Bolívar nos dio ya,
 Libertad en Carabobo,
 Y victoria en Boyacá.
 
 Reinaldo Barrientos G.
 
 Rebaguz
 
 |