Estás en mi tinta cuando escribo,
en las flores y en la humedad del campo,
viajando en mi torrente sanguíneo,
en mis pupilas tu imagen marcada está.

En la regadera y cuando canto,
cuando lloro y cuando sonrío,
¡estás metida en mi mente siempre!
en mis sueños y desvaríos estás.

En la poesía de un amanecer,
en el compás de un buen vals,
también en mis días completos,
en mi coraje y en mi cansancio.

Estás en mis pesares, en mis alegrías,
en mis logros y derrotas andas tu.
Estás en el chillido de un grillo,
en mi tiempo, en mi sombra y en mi destino.


EL PROFESANTE DE LA PALABRA
D.A.R. (Derechos de Autor Registrados.)