Voy a plantar un jardín en el mar
Y a encender velas en mi oscuridad
Voy a ponerle alas de mariposas a mis pensamientos de infelicidad
Alas blancas, alas negras, alas verdes
Para que la incerteza llegue a los lugares anónimos
Para que las flores sembradas en el agua
Se disipen en el océano de mi mente
Y encuentren resguardo en la bruma de la soledad

Cuando por fin detrás se divise el horizonte
Ellas, se diluyan con la luz que las ha de iluminar
Las flores, las alas blancas, la bruma espesa y la ambigüedad

Voy a leer poesías muertas
En los libros que aun no he de tocar
Construiré un barco para navegar hacia la inmensidad de algún lugar
Escalaré esas montañas para liberarme de tanta libertad
Y dejaré de pertenecer a tantas bocas para oscurecerme en cualquier otra ciudad

Voy a extraviarme en esta levedad
Para que al amanecer logre volverme a cantar, a palpar, a encontrar
En otro rumbo donde la brújula no fije el mismo norte sin cesar

Voy a olvidar los paisajes que me hacen recordar
Plantaré mi cadáver en una estrella fugaz
Para que alas de mariposas, olas del océano y del mar, bruma y poesías relegadas
Se hagan humo sobre las nubes que a otros han de inspirar.