| TRES LÁGRIMAS  325  palabras.
 Una lágrima asomada de mis ojos,
 Se desprende hasta el libro donde escribo,
 En vez de absorberla estas páginas,
 Queda intacta, cual perla cristalina.
 
 Me mira vergonzosa y pensativa;
 Sintiéndose en libertad y muy ufana,
 Corre a perderse en la espesura
 De una sucia alfombra pisoteada.
 
 Yo no quiero que esta lágrima
 Tan pura,
 Vertida de un santuario
 Muy sagrado;
 Se mezcle con la mugre
 De un zulaque
 Donde tanto pecador lo ha trajinado.
 
 No quiero que esta ara
 Santa y bella
 
 Se pierda en algodones ya
 Manchados. Fue vertida
 Por anteras de una estrella
 Que vive sobre cumbres de solados,
 Ríela en las tinieblas de mi vida,
 Limpia de abrojos mi sendero.
 Es Diosa de todas mis Hespérides,
 Como la Santa que me dio la vida.
 
 Esta lágrima por mí tan bendecida,
 La quiero cristalina, pura y santa;
 Estará en mi altar toda la vida,
 Con aquella grandeza concebida,
 Para contemplarla entre sollozos;
 Donde sólo yo recuerde esa mañana
 Que lloré por mi Santa Madre Muerta,
 Cuando solo me encontré, triste, abatido;
 Que afligido hipé sin un consuelo,
 Implorando ese recuerdo tan querido
 Diciendo:
 —”! Madre Santa, Madre Bella ¡
 Recoge en tu corpiño estas tres perlas,
 Que ya son tres, porque otras dos
 Están rodando.
 
 No dejes que se mezclen con el vicio,
 Que se inclinen hacia
 Otras desventuras,
 No dejes por favor Madre adorada,
 Que se tornen turbias, insolentes...
 Recuerda que son hijas de mis ojos,
 Nacidas como yo de tus entrañas”.
 
 Y mi madre escuchó todos mis ruegos,
 Mis lágrimas siguen mascullando
 El fétido hollín de todo el suelo,
 Como yo, rodando en el zulaque;
 Pero llenas de pureza viva y sello;
 Que los rayos del sol no se
 Han manchado y
 Brillan con su luz por todas partes;
 Que alumbran mi camino senectado,
 Con aroma y caricias virginales,
 Con notas armónicas celestiales.
 
 Rodando por la sucia alfombra
 Del altar de mis temores.
 
 Reinaldo Barrientos G.
 
 Rebaguz
 
 
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