| Duda De Amantes Inesperados
 ¿Y qué haremos mañana?, me pregunta ella. Cuando amanezca, cuando brille el sol, - dice – cuando volvamos a respirar lo que todo mortal respira.
 Y yo le digo: entonces, sólo volveremos a la realidad.
 Mañana será el sueño que hoy soñamos.
 Hoy será el sueño que mañana soñaremos.
 Dije, yo, con las palabras retraídas por la sabiduría y a la vez necedad de mis enigmas.
 
 Sólo queda observar como el cielo se cae a pedazos.
 Tomarse de las manos y rogar porque haya misericordia al menos una vez más…
 Ruega
 Una y otra vez, hasta que el cansancio te eche al suelo, ¡de rodillas!
 Bésala, porque mañana será otro día, otra historia, otro sueño, otra idea para el papel mutilado de sus voces
 Mañana será otra, y luego otra, hasta que, quizás por suerte o por destino, vuelva a tus manos como mariposa y capricho… como un suspiro helado en el cuello, en la oreja, en la nuca, en los labios…
 En los labios tristes, secos, amotinados contra tu razón y lógica
 En aquél corazón hambriento y desagradecido…
 Maldito
 Palpa con tus dedos su cintura, con la yema de tu índice su ombligo
 Siente el temblor otra vez
 Y baila al ritmo de su corazón temeroso
 Tiemblan agonizantes, sus caderas, su columna, sus rodillas, su miedo…
 Piensa
 Mañana pueden no estar aquí
 Pueden no estar allá
 Pueden no volver a respirar…
 Como te atrapan sus enredos y te encadenan sus caricias
 El más leve de sus movimientos tiene consecuencias caóticas en el alma perdida dentro del universo fantasma que hoy descansa sobre ti…
 
 La acaricié. Le dije que no pensara en mañana. Le besé la cabeza. Cerré los ojos. Y dormí. Y ella durmió también. Conmigo.
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