Vivientes cansados


Senda mojada por plata rebelde,
Surcos cansados y lilas negras,
Cardos que pinchan solo al tendido
En el centro de día y muerto después.

Camino maldito con rachas punzantes
De viento inventado y nubes cetrinas.

Vivientes que corréis por llegar solos,
No tenéis la vivienda de puertas abiertas,
No podéis mirar atrás porque duele,
Porque rompe el iris y juega con niebla.

En las antípodas, en un lugar donde
Viven los vivos y mueren los vivientes,
Hay un río carmín plagado de ricos
Manjares, cosidos por las plañideras
Huidas, las que callan su calma
Y pregonan sus perdones.

Es menester que los vivientes,
Las lilas negras, los cardos morados,
Y los que mueren de noche,
Mueran en su intento vano
Por buscar las antípodas,
Que si dieran con ellas
Morirían derrotados,
Por la carga de fuentes
Que manan sudor y penas.


Aguadulce, julio de 2012
José María De Benito