| Espuma de Amor
 Esperanza,
 hoy te fuiste entre el silencio
 de tus duros pies
 curtidos de caminar mundo,
 y el de tus lágrimas,
 recorriendo el rostro tostado
 por mil soles de trabajo y sudor.
 
 Yo también lloré,
 solo en silencio,
 mis lágrimas
 se unieron con la espuma de las olas,
 que golpeaban mi pecho
 hundido por el dolor y el abandono,
 formando tú nombre en la arena,
 borrándolo con cada estertor del mar
 llevado por la Luna,
 que ya no veo.
 
 Las estrellas coloridas siguen ahí esta noche,
 ya no las veo,
 ya no dirigen mis sueños hacia Ti,
 solo acompañan mi soledad húmeda
 de espaldas a la vida,
 de cara al horizonte oscuro
 de mi futuro sin Ti,
 sin Mí.
 
 Esperaré el roce de tu mano en mi espalda,
 como Penélope,
 y reconoceré los dedos
 que marcaron en sangre tu pasión,
 recorrerán los surcos
 que tu Alma dejó en mi cuerpo
 cuando éramos felices,
 y entonces,
 solo entonces,
 volveré mis ojos a Ti
 y sabré que aún me quieres.
 
 Llega el día,
 levanto mi cuerpo de la orilla del mar
 y voy dejando tu nombre en la arena,
 siguiendo la vida,
 hasta la próxima noche,
 en la que te esperaré unido al Mar,
 que nos separa
 y que una noche nos unirá para siempre,
 si la Muerte no cubre antes mi espalda
 con su negra capa,
 mientras susurra:
 
 Ella no volverá,
 te ha olvidado;
 lo sé porque aún no he recogido su cuerpo
 lejano y muerto en vida,
 persiguiendo la zanahoria
 de su ilusión mundana
 que la alejó por siempre de ti.
 No esperes más,
 ven conmigo al placer infernal
 de la ausencia de Amor,
 al placer de vender tu Alma sin precio,
 sin pagar nada más que con tu Amor
 que se fue y que ya no será tuyo jamás…
 
 Vete, podre Lucifer, sigo esperando…
 
 
 Aguilagris
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