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Inicio / Cuenteros Locales / mf01 / Víspera del día de muertos

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La calle Netzahualcóyotl estará jubilosa la noche de mañana cuando los niños bajo sus disfraces se acerquen a entonar los desafinados rezos y alguna otra cancioncilla para ganarse su botín. Querrán hacerlo sobre todo frente a tu portón, porque allí siempre hay un buen platón de frutas, pan y dulces; lo primero más abundante, así no tendrán una noche tan insana. Aún recuerdo cuando permanecías recta en no ofrecer nada, pero hace algunos años que lo comenzaste a hacer.

Sí, puedo imaginar la noche del 31. Te aseguro que aún me veo a mi mismo cuando esos niños cantan y portan sus otras pieles, allí iba entre los vapores del incienso de cada casa a dónde íbamos, el olor de las flores nos seguía como si fuéramos los difuntos… el mundo al que ahora perteneces, y que por eso mañana los niños no tendrán mucho. Bien sabes que puedo darles esto o aquello, nos hemos ganado algunos lujitos, pero ellos querrán verte.

He estado preparando la ofrenda tal como me lo pediste, abundante en flores y con algunos platillos que seguro te gustarían, además he agregado las calaveritas de chocolate alrededor, en el centro el atril con tu fotografía y al pie de la misma más flores escribiendo tu nombre de cariño… ese nombre, ¿imaginaste que siempre te iba a reconocer así?, aún en ocasiones lo pronuncio para no sentir mucho el vacío de esta enorme casa.

Vaya si te has ido, ahora las flores de mi ofrenda serán tu guía los días de noviembre, ¿debería temer porque no iré a Xilotepec a la alumbrada de noviembre? no éramos creyentes, pero estoy confundido, te fuiste muy pronto y ni siquiera diste seña, sólo una mañana que parecía hermosa y con un sol de tu agrado, en un soplo se apago tu pabilo.

Doce horas y esos escuincles estarán allí afuera, sólo faltan doce malditas horas para que toda la calle y más allá de 16 de septiembre y Violeta arda en la felicidad de esos infantes con sus chilacayotes al modo de las calabazas estadounidenses. ¿Sabías que allá se usan calabazas porque ésta fue la apariencia de un espíritu? Ese es el por qué pedir dulces en el Halloween (en EUA), pero no voy a aburrirte. Además estoy nervioso porque vendrán esos niños y me quedarán viendo con sus horribles caras huesudas esperando una respuesta, levantarán la oz y yo saldré de allí para perderme en la luminiscencia de la calle.

No queda nada más que esperar, todo está listo excepto yo, que seguro voy a tirar lágrimas cada vez en que acuda para abrir la puerta y vaciar el plato atiborrado en las bolsas del mandado, o quizá uno por uno en la calabacitas de plástico que lleva cada mocoso… suena la puerta mientras sólo faltan doce horas. no sé, pero me resonó tu eco en los oídos ¿a veces pasa así verdad?

Piensa mal si quieres, porque ella ha despertado
el momento pasajero en que desearía apoderarme de su persona, apenas entró en la sala de estar y se acomodó en el sillón individual me invadió esa sensación, aunque ella no ha venido a satisfacer mis deseos carnales, porque trae la bolsa con las mil y un chucherías para dentro de diez horas ¿es rápido el tiempo verdad?

- Muy rápido, recuerdo el primer momento en que se conocieron, no eran precisamente una pareja que demostrara experiencia previa, pero lo hacían bien – me dice la mujer que acaba de entrar – no hay porque sorprenderse, has movido los labios y se leerlos.
No tengo la menor idea si ocurrió así, pero el escalofrío corrió por mi espalda, más aún porque me lo dijo en un susurro parecido al de tu voz… ¿es Amelia? te pregunto por el lunar que tiene en el cuello justo en el mismo lugar que tú.

- Ella firmó para que yo me quedara aquí, puedes comprobarlo en el testamento, desde ahora tengo los derechos de ella, ¿verdad?
Le digo que sí, que de cualquier forma la miserable casa es muy grande, al menos con otra persona no se siente la soledad. Seguimos conversando y ella se arregla su cabello lacio que brilla con la luz del candil, es entonces que noto su olor a incienso y me quedo pasmado, deseoso de que otra vez me susurre algo, pero no ocurre… se va su recámara, de hecho a la tuya donde todo está en el mismo orden.
Intento dormir pensando en el día 31 de octubre por la noche, pero también en el desatavío de Amelia bajo las sábanas de fibras gastadas, menuda contrariedad, esos niños y… Será un buen día para ellos, tendrán sus dulces, pan y fruta; ya faltan seis horas y Amelia está a mi lado, de pie y con sus manos cubriéndose el torso, me mira con una sonrisa y luego acerca sus labios con sabor a incienso hacia mi boca, ¿te molesta si tomo un poco? Yo sé que no, así que lo hago.

Dejándonos llevar por una emoción meramente de calentura no nos preocupamos por encender la luz, ¿para qué si será sólo esta vez? sus movimientos, análogos a los tuyos comprueban una vez más que algunas características de los hermanos se comparten, los mismo soplidos en el oído y la misma manera de besarme. Amelia extiende los muslos como la mariposa que relaja sus alas al pararse en un balcón.

- Duerme en mi seno, soy Amelia.
Compruebo mi hipótesis, cuando decidimos detener el momento y extasiados nos dormimos uno sobre el otro. El olor de incienso se ha hecho más denso en la habitación, como si ella hubiera estado un largo rato al lado de un brasero donde se quemaba aquel aroma. He dormido muy poco y sin embargo el sueño no me enerva.

- Están cantando, escúchalos emocionados, desde aquí puedo asegurar al menos dos muertes, una momia y creo un vampiro, ¿lo comprobamos?
Miro el reloj y es imposible que sea 31 a las ocho y media. Ni hablar nos, vestimos para vaciar un buen platón. Los niños me miran en silencio tal como imaginé, sólo vacío su recompensa por cantar, ellos dicen gracias… ¿dónde está Amelia? Vuelvo a sentir esa soledad, y veo como de la ofrenda sale un denso humo con olor a incienso, tanto que ha borrado tu imagen de la fotografía, el papel es virgen de nuevo, pero debería velarse.

El momento otra vez me confunde, la ofrenda luce muy distinta sin tu fotografía, quizá mañana busque una explicación a… Amelia me cubre con su brazos mientras me susurra cosas al oído, entre ellas una risita un tanto gutural, volteo para verla y sonríe, me toma de la mano llegarán más, pero aquí hace FRÍO, ¿no? Entonces comprendo el misterio de la foto, además noto como, en efecto, el frío me afecta más, me dejo conducir por Amelia hasta el interior, mientras esperamos más niños, allí vuelvo sentir sus labios y el sabor de tu aroma a… si, estás ahí.

Texto agregado el 11-12-2012, y leído por 117 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
11-12-2012 ¿Una sugerencia? No hagas introducciones explicativas a tus textos. Si el texto es bueno, él se explicará por sí solo. Si es malo, tu explicación no lo mejorará en nada. Escribes bien. KIRSTACK
 
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