Armando Manrique es un docente de idiomas. Habla tres idiomas y ejerce en varias universidades. Federico es su amigo, es geólogo y tiene un doctorado en paleontología. Federico es toda una autoridad en ciencias ocultas y, al parecer, es considerado fuera de serie en las altas esferas de conocedores de esos temas. Recibe vivitas, en forma muy discreta, de todo el mundo y es una especie de consultor. Se reúnen para almorzar en una cafetería adjunta a la facultad de Arquitectura. Son contertulios todos los días. Armando le habla, casi todos los días, de los maravillosos conocimientos que adquiere para bien de la humanidad. Armando le confiesa que está a punto de adquirir el cuarto grado que es la máxima expresión dentro de la sociedad secreta a que pertenece. Hoy han tenido una discusión muy agria porque Federico le ha dicho que las sociedades secretas son un peligro porque en realidad llevan al neófito con una carnada de bondad hasta que lo convierten en un operario de altísima eficiencia en magia ritual. Luego le contó que al iniciante lo conducen a actos perversos de los cuales dejan discreta constancia para que no pueda retirarse. Le hablo de sacrificios humanos, sodomía y violaciones. Le citó el caso de Israel de Regardie, quien por retirarse de una sociedad secreta cuando ya le mostraron para donde lo conducían decidió desertar desafiando a toda la sociedad secreta sabiendo todo lo que se le acarreaba y entonces se refugió donde Dion Fortune muy enfermo, perseguido y pobre para no terminar asesinado o preso. Igual dijo que le sucedió a Alistair Crowley que habiendo sido comendador de una sociedad secreta en Europa se retiró y entonces los medios desataron una persecución contra él señalándolo de satánico, corruptor de menores y drogadicto. Armando enfureció e insultó a Federico tratándolo de farsante y mentiroso. Casi se van a los puños…
Hoy Armando está sentado llorando en la cafetería esperando a Federico para contarle lo que le ha sucedido y para pedirle perdón aunque no está seguro que Federico lo acepte. Federico se acerca y lo saluda muy amablemente. Federico es un perro viejo para enojarse de verdad. Armando le cuenta que de reunieron los adeptos y le otorgaron el cuarto grado pero que le dijeron cuales eran sus reales propósitos los cuales eran distintos de los que el conocía. Armando no quiso aceptar y ellos lo condenaron a muerte. La pidió ayuda a Federico y este no quiso explicándole que había ayudado a varios adeptos de diferentes partes del mundo pero que era enfrentarse con una sociedad secreta muy poderosa en todos los órdenes y que era una labor riesgosísima y muy sacrificada. Que no estaba dispuesto a arriesgarse una vez más. Le habló de las ceremonias de execración secretísimas que tiene la iglesia católica para altos prelados que deserten y cito el caso de arzobispo negro Milingo quien tenía esposa en áfrica y la abandono apenas recibió una comisión del vaticano que le amenazó. Le contó que Henry Kissinger perdió todo prestigio y figuración el día que los rabinos lo execraron y expulsaron a Ben Eliécer( Kissinger) de la comunidad secreta judía. Armando se fue triste.
Se ha formado gran revuelo en la universidad porque el profesor Armando apareció suicidado y de forma muy extraña…Un suicidio ritual….Estaba desnudo y colgado. Tenía un cinturón hecho de condones anudados y en el suelo un altar con símbolos de la sociedad secreta y velas encendidas.
Quienes eran vecinos de Armando no creen en la tesis del suicidio porque vieron a un visitante de la sociedad secreta salir apresuradamente en una motocicleta del apartamento de Armando. Federico al enterarse dijo- Lo mismo que el suicidio de David Corradine-