Si coger fuera despertar de un largo viaje, si tan sólo cogiendo se pudiera llegar al destino marcado por el gran fumador compulsivo. Si tan sólo pudiera agarrar y tocar sin que nadie supiera, y volar y gozar hasta que el alma muriera. Si tan sólo eso se me permitiera yo sería feliz, feliz de ver, feliz de bostezar, feliz de mirar y de andar en un solo pie... como un flamingo rosado que duerme sin dormir y vigila sin dormir. Entonces cogería para amar, para reacaer en el sueño que es la fantasía y cogería para vivir. Amar es trabajo de dos, porque uno es demasiado y tres es muy poco. Reir es como soplar un viento helado y púrpura para terminar en los párpados del hermano Sol decaído en el lago sonriente por tener a tan honrado huesped. Brillando en un óscuro salón en donde lo único que importa eres tú, por tu enorme sonrisa carmesí y tu dulce mirada sabor miel, llorar es lo que haces sin pensar y pensar es lo que haces sin razonar, nunca antes te había visto de esta forma... tan honesta, tan graciosa, tan hermosa que me haces sentir lo que nunca sentiré, lo que nuncá pensaré, lo que nunca contaré. La hiena se llena de placer al comer los cocos que son tus senos, y sacar el jugo que estaba destinado a tu esposo, no a tu hijo. Morir es como helar tu razón, es como volver a comenzar el viaje que nunca planeaste, es como retroceder al punto de donde empezó a latir tu corazón por el danzante. Los zapatos que nunca se mueven es como el corazón que no late, hay que bailar para lograr deshacernos de los feos, de los malos y de los estúpidos, hay que bailar... 1,2,3,4 al ritmo de la vida... al ritmo de la vida hay que bailar.