Siempre ha habido gente que le mata la ilusión al más crédulo, y lo hacen con una inocente maldad, que asusta, para sólo saber así que otro compartirá la negra visión que tiene de la realidad; y así paliar un poco esa amargura de la inocencia perdida.

Aunque yo sé que no se merecía morir así, pero hay muertes que se ganan a pulso. Tampoco era muy propicia la época del año, pues se echó a perder toda la alegría inherente a estas festividades

Y aparte no fue como en las películas: No hubo sangre, ni nada pasó en cámara lenta, no hubo música de suspenso, ni yo dije un discurso y él mucho menos
Nomás se quedó con los ojos bien abierto, grandotes, cómo preguntándome mil cosas que no supo y que no sabría de la vida.

-Por que lo mataste, chamaco cabrón?- pregunto el pinche policia.

-¡Porque el muy ojete me dijo que los Reyes Magos no existen!