Gozosamente y casi furtivo
El vagón blanco viaja erecto
Por alamedas verdes
De redenciones y luchas

Rostros heridos,
Henchidos en vino
Hundidos en estanques salados
(Insensible es canto del águila)

Manantiales se arrebolan
El fuelle andino horizontes surca
Corta cabezas y agita mechones
Del rubio silencio del arriero

Tejiéndose, la noche gira en su vocerío
De plazas hiladas y comercio de astros
Nadie se inquieta, todos se ocupan
El corcel de madera relincha de asco
Cuando tras el umbral del misterio
Resuenan quejidos de bufones risueños

Azul es la cobardía del tigre
Cuando lo aplaca el frescor del humo
Sudario invisible que flota
Río adentro, por el hierro que arrastra
Delirios; desde la ciudad a los cerros
Fantástica es la congoja del niño
Cuando pierde la esperanza

La suerte se rinde ante el barro
La noche se muda de barco

Hoy es camino cercado
Que late como jaula de pájaro

Hoy es una escafandra impaciente
Que crepita hasta estallarse

Hoy es el mensaje de Dios encarnado
En la impaciencia de un niño
Que suplica angustiado
Un momento de estima
Un intento de escucha
Cuyos padres ignoran, flemáticos